Argentina debe pasar de ser granero a ser supermercado del mundo

Argentina debe pasar de ser granero a supermercado mundial


"No es inexorable que tengamos éxito", advierte Fernando Vilella, director del Programa de Agronegocios de la UBA. Para aprovechar las perspectivas alentadoras, hay que diversificar mercados y exportar con mayor valor agregado.


"Argentina viene perdiendo oportunidades todo el tiempo", lamenta Vilella, en esta entrevista con Infobae en la que describe un futuro que podría ser muy promisorio, si se aprovechan las perspectivas que ofrece el mundo desarrollando al máximo nuestro potencial.


Para ello, un aspecto esencial es el de poner en contacto a la academia con la política, ya que con frecuencia la dirigencia argentina toma decisiones sin conocimiento de los temas y sin pensamiento estratégico. Fernando Vilella, que dirige el Programa Agronegocios y Alimentos de la UBA, y que durante 8 años fue decano Facultad de Agronomía de esa universidad, viene trabajando en esta articulación desde hace tiempo.


El año pasado, organizó el simposio "Argentina y Asia 2030: Estrategias en Agronegocios", en base a un programa coordinado con las embajadas de China, Japón, India, Corea, Vietnam y Tailandia en la Argentina.


Ahora, está en pleno preparativo de otro simposio -13 y 14 de abril, en el hotel Meliá- dedicado a China y un conjunto de países árabes: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Kuwait, Líbano, Qatar y Marruecos. Estará orientado al análisis comercial y financiero de la coyuntura argentina y global. En él hablarán ex banqueros centrales, candidatos presidenciales y traders de commodities y de gestión de riesgos reales con derivados financieros.


"Los países con baja calidad institucional nunca logran crecer en complejidad productiva sostenible", dice Vilella, apuntando a una de nuestras principales debilidades como país. En esta entrevista con Infobae, describe el panorama que el mundo ofrece en materia de demanda de alimentos en el corto y mediano plazo –un conocimiento que ha resumido en el video que acompaña esta nota- y cuáles son nuestras fuerzas y debilidades para sacarle provecho.


Se habla mucho de China, por los acuerdos firmados hace poco por el gobierno, pero ustedes apuntan también a otros países de los que no conocemos tanto. ¿Cuáles son y por qué? ¿Qué debería proponerse nuestro país respecto a estas regiones?


​A nivel global hay muchos, grandes y variados demandantes de alimentos y pocos países que puedan tener excedentes significativos. Entre los que pueden generar aportes importantes, están los países originarios del Mercosur, si sumamos a EEUU, Paraguay y Uruguay en un insumo clave para la producción animal como es la soja, éstos generan casi el 100 % del comercio internacional.


argentina


El gigante China, con centenares de millones de pobres rurales, es la gran locomotora de la demanda y el mayor mercado, pero todavía basado en commodities. Sin embargo hay otras regiones del planeta que hay que mirar con cuidado, dentro de ellas, los países árabes tienen un lugar importante y representan una gran oportunidad, aún poco conocida y desaprovechada parcialmente para Argentina. Un rasgo importante es que importan una proporción muy alta, 80 %, de productos con mayor agregado de valor.


Además, por su tamaño relativo, desde la escala argentina, se pueden emprender negociaciones más simétricas y no estar sometidos a un desequilibrio de poder importante. Si a esto se agrega el tipo de productos que compran, se arma un paquete muy atractivo: negociación equilibrada y productos con valor agregado.


En función de las proyecciones que ustedes hacen de la demanda global de alimentos, ¿qué debería hacer nuestro país? ¿Y el Mercosur?


​El mundo árabe, norte de África y península arábiga, con 22 países y 350 millones de personas, se ubica en regiones áridas y semiáridas​, ​con muy baja dotación de agua dulce. Todos ellos están disminuyendo el uso de este recurso para la agricultura, don​de en muy pocos años ya no se empleará con este fin. Esto en un marco de cambio de paradigma político, que se pasa de la autosuficiencia alimentaria a la seguridad alimentaria, no importando tanto el lugar de producción.


En este contexto el Mercosur y Argentina están en muy buenas condiciones para negociar tratados de largo plazo donde se atienden los intereses mutuos de largo plazo. Nosotros de colocar cantidades crecientes de productos con valor agregado, ellos asegurándose la alimentación.


¿Con qué otras ventajas contamos, aparte de las naturales?


​Argentina cuenta junto a Canadá con la mejor dotación de suelo útil por habitante del planeta, y es cuarta en agua dulce por unidad de suelo y habitante. Sin embargo, lo más importante que explica el crecimiento sostenido por casi dos décadas, ahora estancado hace 6 años, es la masiva y original tecnología. Esa tecnología, que abarca desde los laboratorios a los sistemas comerciales, hizo que creciéramos muy por encima de la media global. Hoy estamos en condiciones de ofrecer a terceros países paquetes tecnológicos que incluyen genética animal y vegetal​​, maquinaria agrícola, sistemas de almacenaje, de gestión, software aplicado​, etc


Usted dice que Argentina debe proponerse pasar de ser granero del mundo a supermercado del mundo. ¿Qué implica eso y cómo se logra?


​Argentina es el tercer exportador mundial de maíz y el primero en concentrados proteicos de soja; esto basado en la alta competitividad de los agricultores argentinos, los más eficientes, y de las plantas industriales aceiteras, también las más eficientes del mundo. Esto es muy bueno y debemos buscar las formas de que continúen igual.


Sin embargo estos productos son comprados para producir proteínas animales por nuestros clientes y esta etapa genera mucho trabajo y valor que podríamos hacer nosotros permitiendo el desarrollo y la generación de calidad de vida en nuestras zonas rurales.


Para lograrlo, un tema central es generar un ámbito propicio para las inversiones. Hay que realizar inversiones importantes para generar infraestructura productiva y solo se hace cuando hay un horizonte razonable de recupero de las mismas. Los países con baja calidad institucional nunca logran crecer en complejidad productiva sostenible. Y allí hoy está nuestro mayor desafío.


¿Tiene confianza en que lo logremos? ¿O puede la Argentina perder esta oportunidad que se le presenta?


​Argentina viene perdiendo oportunidades todo el tiempo: no es inexorable que tengamos éxito. Sin embargo el mundo castigará a quienes teniendo recursos naturales abundantes no los utilicen o los degraden en un planeta crecientemente necesitado de alimentos.


Sin embargo, soy optimista: hay un conjunto de personas y profesionales a los que si se les da un ámbito amigable y continuo para la acción, en poco tiempo se logrará un gran crecimiento y esta vez acompañado de desarrollo. En todos los territorios.


El simposio que organizan está orientado a poner en contacto lo académico con la iniciativa empresarial. ¿Busca este simposio contribuir también articular la academia, el pensamiento, con la política y la gestión? Porque con frecuencia uno tiene la impresión de que en la Argentina hay mucho conocimiento e inteligencia disperso, desarticulado y desconectado de quienes toman decisiones...


​Los países a los que me gustaría que Argentina se pareciera, tienen alto nivel de desarrollo humano y eso es consecuencia de una fuerte y valiosa interacción de lo empresario, lo público y lo académico. Sin esa interacción, alguna pata se afloja y en algún momento la mesa se desequilibra. Por otro lado, avanzar es muy difícil cuando hay prevenciones o resquemores históricos. Nosotros estamos convencidos de que desde lo académico podemos generar las condiciones para un acercamiento del conjunto. Eso es más fácil si salimos de la pelea circunstancial cotidiana y nos ponemos a pensar estratégicamente sobre adonde queremos ir y de qué forma. Siempre es muy difícil prever que pasará en 20 años, si miramos qué pensábamos en 1995 que pasaría hoy, seguramente las cosas son muy distintas, sin embargo hay algo que no cambió: seguimos comiendo y nos gustan las cosas de la mejor calidad a la que podamos acceder. Tenemos más certezas los productores de alimentos que los de Ipod, que en 20 años serán recuerdos de museo. Si esto se entiende, si nuestros políticos salen del día a día, podremos estar mejor que lo que estamos hoy. Nosotros desde la facultad, queremos ayudar a lograrlo.


Ustedes están convocando también a los posibles candidatos presidenciales. ¿Qué cambios de orientación económica prevén para el año próximo?


​Hay un ciclo económico que está terminando. Generar las condiciones para revertir aspectos como generar reservas, que crezcan las inversiones productivas, frenar el deterioro del interior, va a requerir una visión diferente​​ que los candidatos que aparecen con mejores chances con diferente intensidad vienen anunciando. Para la agroindustria hay un conjunto de decisiones no muy extensa que en un marco de confianza permitirán comenzar un sendero, acompañadas de una política exterior seria y consistente con el desarrollo propuesto, generen a mediano plazo un país mejor para todos los argentinos.


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