Como en muchos lugares del país, los prestamistas colombianos recorren a diario cientos de lugares ofreciendo y cobrando pagos semanales con intereses diarios que no se ajustan a ningún sistema legal y ahogando al extremo a los acreedores, que terminan por miedo entregando o vendiendo a bajos costos muebles, electrodomésticos o lo que fuera para terminar su deuda.

Misiones: aumento de colombianos prestamistas en Alem

“Yo tengo un kiosco y hace dos semanas me prestaron dinero con la condición que me pasaban a cobrar $250 diarios y en un par de días me atrase y cuando quise pagar me dijeron que por el interés diario tenía que pagar 400 más o seguía corriendo y ahí casi me fue imposible llegar a pagar, ellos tenían un documento firmado en blanco mio y como no tenia alternativa tuve que vender una de las heladeras del negocio y pagar mas que nada por miedo porque me dijeron que son peligrosos”, comenta a Visitemos Misiones Mirta R quien resguarda su apellido por miedo a represalias.

Por su parte, numerosos vecinos del barrio Cámpora de esta localidad manifestaron su temor por el aumento y juntadas que hacen cerca del barrio las motos que usan para recorrer los lugares y que al parecer toman como algún lugar de encuentro en este punto específico y diariamente.

Los veo que se encuentran y andan pasándose plata y papeles siempre cerca del barrio por la ruta 225 ya casi llegando al Sana (Villa Libertad). En un momento quise poner un pequeño negocio y un día a la tarde llegó uno de ellos y me pregunto como iba la cosa y si necesitaba algo como dinero o cambiar algunas cosas del negocio que me podían ayudar y simplemente les dije que no, pero se de muchos que están endeudados con esta gente y no pueden estar ni en su propia casa por miedo, al principio siempre llegan bien pero después se pone pesada la cosa, relata Fabián N. otro de los vecinos.

Ya en agosto del 2014, una investigación del diario Clarín advertía sobre el aumento de este tipo de préstamos con dinero fácil y cobro violento con el desembarco en Argentina de los ya denominados “prestamistas colombianos”, lo que nadie sabe es de donde sale el dinero para tales fines y que rondan entre los 1.000 y en algunos casos hasta los 20.000 pesos.


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