jueves, 20 de junio de 2013

La historia del Iguanodon (0 puntos)

En este tema les dejo la historia del primer dinosaurio hallado, el Iguanodon (¿o era el Megalosaurus?). El Iguanodon es muy bien conocido en la época actual, pero tardamos mucho tiempo en saber como fue.

Los primeros restos

Los primeros restos del Iguanodon fueron hallados por Gideon Mantell, un médico de Lewes, Suusex (Inglaterra) aficionado a la geología, en 1842. El doctor y su esposa Mary Ann pasaban las vacaciones en el sur buscando fósiles. Un día, el médico y su esposa fueron a hacer las visitas médicas que hacían a diario. Mientras el médico atendía a los pacientes, su esposa examinaba unas piedras que estaban usando unos obreros para reparar el pavimento de una carretera. Su esposa halló lo que parecía un enorme diente fósil, y al enseñárselo a su marido, este quedó entusiasmado. Mantell localizó la cantera de donde provenían las rocas y encontró más dientes y algunos huesos.



Gideon Mantell, el hombre que descubrió los restos

Envió sus hallazgos al barón Cuvier, un famoso paleontólogo, y le pidió que los identificara, aunque no supo hacerlo. Pero cuándo el médico comparó los dientes que halló con los de un reptil actual (concretamente con los de una iguana), Mantell llegó a la conclusión de que debieron de pertenecer a un enorme reptil, al que llamó Iguanodon (que significa diente de Iguana, por la similitud de estos con los de las iguanas). Pero entre los restos se encontró una púa ósea que al principio no se pudo adivinar donde se encontraba, por lo que se creyó que era algún tipo de cuerno nasal. Más tarde, y gracias al hallazgo de una mano de Iguanodon, se recolocó la púa en el pulgar de las patas delanteras. Pero después, el estudio del Iguanodon se detuvo, debido a la carencia de más fósiles.



Primera reconstrucción esquelética del Iguanodon

Los hallazgos de Bernissart

Muchos fósiles de Iguanodon fueron descubiertos en las profundidades de una mina de carbón de Bernissart, Bélgica, en Abril de 1878. Se hallaron en un profundo hoyo de arcilla que corría a través de un filón de carbón a 322 metros de profundidad.



Formación de los restos de Bernissart

Los descubrimientos en Bernissart fueron extraordinarios. Un total de 39 esqueletos completos o casi completos de Iguanodon que fueron esmeradamente extraídos y llevados a la superficie. El Real Museo de Historia Natural de Bruselas envió a su mejor paleontólogo (Louis Dollo) para estudiar los hallazgos de Bernissart. Este hallazgo cambió por completo la forma de pensar acerca del Iguanodon, ya que revolucionó su aspecto externo. La cantidad de esqueletos y restos hallados fueron tales que costaron 3 años enteros de extraer. El equipo trabajó en unas condiciones muy difíciles, ya que el lugar era estrecho, oscuro, caluroso y peligroso, por lo que el trabajo fue más laborioso aún.



Uno de los esqueletos hallados

Los estudios de Dollo

Louis Dollo consiguió algo con lo que la mayoría de paleontólogos ni siquiera soñaban, la oportunidad de estudiar los increíbles fósiles hallados en las minas de Bernissart en 1878, y los 39 esqueletos de Iguanodon que se hallaron en la mina. Este estudio le llevó casi toda su carrera profesional, pero hizo descubrimientos muy importantes.

Al igual que los paleontólogos anteriores, Louis Dollo se basó en animal vivos para reconstruir el esqueleto y con él el animal entero. Pero Dollo no usó reptiles para su investigación, utilizó aves, ya que las patas del Iguanodon eran mucho más largas que los brazos (un detalle que hoy sabemos que fue muy acertado). Diseccionó esqueletos de emú y los comparó con restos de Iguanodon. Tras esto, observó su postura y pensó que era similar a la del canguro, y más tarde comparó sus dientes con los de los reptiles para averiguar su dieta y modo de vida.



Recreación de los dientes en los que se basó Dollo

Finalmente, Dollo dio a conocer una versión del Iguanodon casi idéntica a la actual; con una cabeza parecida a la de un caballo, el cuello similar al de un emú y la postura de un canguro, pero cometió un pequeño error, ya que quitó algunas vértebras de la cola para mantenerlo erguido, lo que hoy día no se acepta. Pero además de describir el fósil, Dollo describió también su modo de vida, pensando que estiraría su cuello para comer de los árboles y utilizaría su cola como defensa.


Más tarde, los científicos más modernos reañadieron las vérebras, y colocaron al animal en una postura cuadrúpeda, que le habría dado mayor velocidad y agilidad y una mejor defensa, ya que podría usar mejor su cola como defensa.



Reconstrucción final de Dollo

El Iguanodon en la actualidad

El Iguanodon era un dinosaurio herbívoro bastante grande y común que vivió a lo largo de toda Europa durante el Cretácico inferior. El Iguanodon avanzaba normalmente sobre cuatro patas, pero podía correr a dos patas. Tenía el tamaño de un elefante. El cráneo de este animal era similar al de un caballo.

El Iguanodon no tenía dientes en la parte frontal de las mandíbulas, y usaba su pico córneo para arrancar las hojas. Los dientes del Iguanodon se dividían en dos grupos, unos eran afilados y tenían forma de hoja, y servían para desmenuzar las plantas; y los otros parecían muelas triangulares que eran usadas para masticar las plantas, dado que este animal era uno de los pocos dinosaurios capaces de masticar. Tenía en total unos 100 dientes.



El Iguanodon tenía unas extremidades delanteras muy peculiares, terminadas en cuatro dedos y un pulgar provisto de un espolón muy afilado. Sólo podía mover la garra pulgar (que medía 19 cm de largo ) a los lados, y la usaba como defensa ante los depredadores. La forma de la púa revela que estaba diseñada para entrar y salir rápidamente de la carne, de forma que se creaban muchas heridas graves en poco tiempo. Los huesos de la muñeca del animal estaban soldados, de forma que daban fuerza a la mano. Los tres largos dedos centrales estaban rematados por anchas uñas similares a pezuñas que ayudaban a repartir el peso. El cuarto dedo de la mano era largo y flexible, perpendicular a la muñeca y era empleado para arrancar tallos y hojas.

El Iguanodon tenía un hueso especial en medio del pecho, cerca de los brazos. Este hueso servía para reforzar el tórax, lo que permitía un mejor soporte del peso; además, este hueso servía como punto de inserción para los músculos del brazo, de forma que podía golpear más fuerte y soportar mejor el peso.



El largo pubis, curvado hacia atrás, equilibraba el cuerpo permitiéndole albergar el gran estómago necesario para digerir las plantas. Los científicos creen que quizás el Iguanodon se desplazaba sobre los dedos de los pies, como los perros y los gatos. Podía correr hasta a 35 km/h mientras su larga cola equilibraba su peso.

El Iguanodon no tenía la cola en forma de porra o con espinas para defenderse, pues usaba sus enormes pulgares con grandes garras para ese fin. Usaba su cola de 4 metros de largo para mantener el equilibrio cuando se erguía sobre sus patas traseras. Debido a la potencia y la forma de su cola, los científicos creen que este animal la usaba como defensa y también se apoyaba en ella con el fin de alcanzar las hojas más altas de los árboles. El Iguanodon tenía una cola dirigida hacia arriba, lo que obligaba al resto del animal a estar inclinado hacia delante.

Se desconoce como era la piel del Iguanodon, pero se han hallado restos de hadrosaurios (parientes cercanos del Iguanodon) que muestran que por todo el cuerpo se alternaban escamas grandes y pequeñas, algunas de ellas bastante duras que ayudaban al animal a defenderse. Se desconoce el color de la piel del Iguanodon, pero quizás tuviera un color verdoso o rayado que quizás sirviera como camuflaje para ayudar al animal a evadir a los depredadores.








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