viernes, 21 de junio de 2013

Por que soy Geófago? (1 puntos)




Comer carne de vaca, de pollo y demás animales mamiferos esta mal, y alimentarse de plantas e insectos también.


¡Por eso lo mejor es comer tierra!



MMM.. no se les hace agua la boca?


Se denomina geofagia (del griego geo, tierra, y phagein, comer) a la práctica de comer tierra o sustancias terrosas, como arcilla y creta. Este comportamiento alimentario se da en algunos animales en la naturaleza y también en los seres humanos, sobre todo entre niños y mujeres embarazadas en sociedades rurales o preindustriales.La geofagia humana puede estar relacionada con la pica, un desorden alimenticio caracterizado por una necesidad anormal de consumir sustancias no alimenticias.

La mayor parte de los animales que practican la geofagia lo hacen de manera puntual, en situaciones concretas o como complemento o añadido a su dieta habitual. Los animales (como los lumbrícidos) que se alimentan exclusiva o fundamentalmente de tierra, asimilando sus materiales orgánicos, se denominan geófagos.


La geofagia, o comer tierra


Se calcula que entre un 10% y un 30% de los niños menores de seis años consumen tierra. Esta conducta se debe a una alteración del apetito denominada geofagia, que también se presenta en personas con retraso mental y mujeres embarazadas, y cuyas causas son aún un enigma para los investigadores.


El gusto por consumir sustancias no comestibles parece estar relacionado con la falta de determinados minerales en el organismo, aunque todavía no se ha llegado a una razón científica demostrada. Además de tierra, se conocen personas con necesidad de ingerir o chupar otros materiales como la tiza, la arcilla, el hielo o el plomo, cuyas consecuencias, en casos extremos, pueden llevar al envenenamiento


Las primeras prácticas de geofagia parecen localizarse en los Andes Centrales en se desarrolló o quizás evolucionó en conjunto con la práctica del pastoreo de camélidos.


Los minerales que los camélidos silvestres lamían (así como lo hicieron posteriormente sus congéneres domesticados) son ricos en filosilicatos hidratados (esmécticas, caolinitas, cloritos e illitas), que son precisamente aquellas tierras comestibles de mayor importancia: p’asa o ch’aqo.


Estas tierras alivian los problemas gastrointestinales relacionados con las fitotoxinas (glicoalcaloides, taninos, entre otros) encontradas en todas las plantas domesticadas más importantes de la sierra (como la solanina en las papas, saponina en la quinoa, lunatina en frijoles, etc.). Igualmente proveen de complementos minerales esenciales.


Asimismo, es muy probable que durante este período inicial se haya llevado a cabo el descubrimiento, desarrollo e integración de las diferentes propiedades medicinales de otras tierras comestibles. Aún hoy en día, en algunos lugares remotos donde regularmente transitan caravanas de camélidos a lo largo de rutas de intercambio (como en Susques en el noroeste de Argentina o en Lipez en Bolivia), encontramos referencias sobre la obtención de estas tierras a través de la explotación de fuentes minerales o por intercambio a cargo de los arrieros de llamas. Estas tierras tienen tanta importancia que los arrieros las cambian por otros alimentos que tengan un peso igual al de la tierra a intercambiar.


Pero no es una costumbre desaparecida, en absoluto, hay proveedores comerciales en el mercado de Oruro y tambotros cinco vendedores ubicados a lo largo de la famosa Calle Linares en La Paz.


¿GUSTO O NECESIDAD?


“Varias hipótesis han sido consideradas plausibles. Algunos creen que la geofagia es simplemente una consecuencia de la escasez de comida. En otras palabras, la gente come tierra para aliviar la sensación de hambre, a pesar de que no tiene ningún valor nutricional. Otros han sugerido que el aspecto nutritivo es exactamente la razón por la se ingiere tierra; quizás hay gente que le provoca porque brinda aquellos nutrientes que le falta, como hierro, zinc o calcio. Y otros postulan que la tierra tiene un efecto protector, haciendo las veces de escudo contra los parásitos, patógenos y las toxinas vegetales”, señala un artículo publicado en EurkAlert! .


¿Quién tiene la razón? Para averiguarlo, el equipo encabezado por Young empezó por recopilar una base de datos detallada sobre las circunstancias en las cuales la tierra es vista como “alimento” y por quiénes.


Después de analizar la información, señalan que es el hambre es un motivo poco probable. “Varios estudios indican que la geofagia es común aún cuando la comida abunda. Además, aquellas personas con este hábito tienden solo a ingerir pequeñas cantidades”.


La versión nutricional también quedó descartada: “El tipo de tierra que normalmente la gente come es un tipo de arcilla que contiene pocas cantidades de nutrientes. Además, si la deficiencia de calcio fuera lo que motiva a las personas, lo lógico sería que la consumieran en aquellas etapas de la vida en la que más se necesita este elemento: la adolescencia o la vejez. Pero ese no resultó ser el caso”.


La hipótesis más probable es aquella que señala a la tierra como un elemento que protege el sistema digestivo. Según la información recolectada por los investigadores, es común que la geofagia se presente en mujeres embarazadas o en niños preadolescentes. Y justamente estos dos grupos de personas son especialmente sensibles a los parásitos y patógenos.


Algo más: se sabe que con frecuencia aquellos que comen tierra lo hacen durante episodios de estrés gastrointestinal. “Es improbable que los problemas intestinales sean causados por la misma arcilla ya que esta usualmente no proviene de la superficie, donde los patógenos y parásitos no la han contaminado. Además, es común que la gente la hierva antes de comérsela”, explica el artículo.








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