Era la edición 17ª de la Copa Intercontinental y correspondía a 1977, cuando el campeón europeo, Liverpool de Inglaterra, no aceptó jugar el torneo ante el campeón de América, Boca Juniors, que había derrotado en tres ardientes finales a Cruzeiro, de Brasil.
Como se estilaba entonces, la Intercontinental se jugaba a dos partidos: en Argentina, el partido de ida se disputó el 21 de marzo en La Bombonera, y el equipo alemán logró llevarse un empate que, según la opinión de la prensa especializada, había sellado la suerte del conjunto argentino.
Boca ganaba con un gol de Ernesto Mastrángelo a los 16 minutos del primer tiempo, pero los alemanes lo dieron vuelta en sólo cinco minutos, con goles convertidos por Hannes (24`) y Bonhoff (29`), mientras que Jorge Ribolzi empató a los 6` de la segunda etapa. El ´xeneize´ no pudo quebrar ese resultado y parecía que quedaba herido para la revancha, a jugarse cuatro meses después.
"Sí, es cierto, todos nos daban por muertos, pero nosotros sabíamos bien cómo era ese Boca, y estábamos seguros de que nos traíamos la copa. El viaje hacia Alemania fue distendido, con bromas entre nosotros, como siempre, y a la hora de jugar eso se vio en la cancha", recuerda el ´Heber´ Mastrángelo, goleador y figura de esas finales.
"Eramos un equipo muy serio, concentrado, sólido y audaz cuando había que serlo. Y con sólo recordar la alineación de Boca en Alemania, te queda claro que el ´Toto´ Lorenzo nos mandó a atacarlos de entrada", dijo Mastrángelo.
En efecto, Boca salió a la cancha esa noche con Hugo Gatti; Vicente Pernía, José Luis Tesare, Miguel Angel Bordón, José María Suárez; Carlos Salinas, Rubén Suñé, Mario Zanabria; Mastrángelo, José Luis ´Poroto´ Saldaño y Darío Felman. Tres puntas de visitante y la decisión de buscar el partido de entrada.
"Fue increíble. A los dos minutos, Darío (Felman) los encaró en velocidad y ya estábamos 1 a 0. Después Darío me tiró el centro para que yo hiciera el segundo. Y el ´Loco´ Salinas metió el tercero, un verdadero golazo. A los 35 minutos del primer tiempo ya estábamos 3 a 0 arriba. Era imposible que a ese Boca se le pudiera escapar un partido de ésos", memora Mastrángelo.
En el final del primer tiempo, y en los primeros 15 del segundo, Borussia atacó y presionó a fondo, y allí surgió la figura del ´Loco´ Gatti para mantener el arco en cero.
En el segundo tiempo, a la contundencia de la primera etapa, Boca le sumó control de la pelota y lujos hasta conformar una actuación soberbia: "Entró el ´Toti´(Carlos) Veglio, y empezó a tocar con Marito (Zanabria), con el Loco y con el ´Chapa´ Suñé. Los alemanes se comieron ahí un baile inolvidable", remata el ´Heber´, quien a la postre fue el goleador de ambas finales, con un tanto en La Bombonera y otro en Alemania.
En el balance final, hay que destacar también las actuaciones de Salinas, Suñé, Zanabria y Gatti, quien no había jugado la primera final en Buenos Aires, con una figura saliente: Mastrángelo, el de los goles decisivos, 56 con la camiseta de Boca, 9 de ellos en partidos internacionales, en 134 partidos disputados.
"Nunca dudamos de que íbamos a ganar esa noche. Veníamos de una cantidad de partidos importantes que daban una idea clara de la fortaleza que teníamos: se ganó la Copa Libertadores del ´77, se pelearon todos los campeonatos locales bien arriba, y al final de ese año seríamos nuevamente campeones de América. Cada uno sabía lo que tenía que hacer, y el que más lo sabía era el ´Toto´ Lorenzo", es hoy la mirada emocionada de Mastrángelo.
Boca Juniors daba la vuelta olímpica en Alemania hace 35 años atrás. Sería la primera, antes de las otras dos grandes consagraciones, en Tokio y frente a rivales de gran altura, como el Real Madrid y el Milan. Y tal vez por eso perdura en el recuerdo como una auténtica épica boquense.
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