La única razón para que esto no suceda, sería que antes el hombre desarrollara alguna otra tecnología peligrosa que nos destruya, o en otro caso ser víctimas de algún riesgo existencial.
Pero suponiendo que el progreso científico y tecnológico continúe, la inteligencia con nivel humano en las máquinas es muy probable que se desarrolle. Y poco después se podría lograr la 'superinteligencia'.
Es por eso que Nick Bostrom, director del Instituto del Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford, ofrece ente quinteto de posibles caminos que llevarán a la humanidad a darle la superioridad cognitiva a las máquinas, según publica 'The Conversation'.
Inspiración biológica
Ya sabemos algunas cosas sobre el funcionamiento del cerebro humano: es una red neuronal, aprende a través de conocimiento por refuerzo, tiene una estructura jerárquica para hacer frente a las percepciones y así sucesivamente. Quizás hay algunos principios más básicos que nos falta por descubrir, y que permitirán desarrollar algún tipo de 'inteligencia artificial (IA) neuromórfica', con elementos tomados de la biología, pero implementado de una manera que no es del todo biológicamente realista.
Las matemáticas puras
Otro camino propone un enfoque más matemático, que poco o nada utiliza los puntos de vista de la biología y en su lugar trata de resolver las cosas a partir de principios básicos. Esto sería un camino de desarrollo más deseable que la IA neuromórfica, ya que sería más probable forzar a los programadores a entender lo que están haciendo a un nivel profundo al igual que resolver un examen elaborando las respuestas por sí mismo requiere una mayor comprensión que hacer un examen copiando a uno de sus compañeros.
La fuerza bruta
También se podrían imaginar caminos que se basan más en la fuerza bruta computacional, tales como hacer un amplio uso de algoritmos genéticos. Tal camino de desarrollo no es deseable por la misma razón que no lo es el camino de la IA neuromórfica, ya que podría tener éxito con mayor facilidad, pero con una comprensión menor de lo que se está construyendo.
Sabemos de la existencia de códigos que, dadas las cantidades suficientes de potencia de cálculo, crearían un ser 'superinteligente'. El modelo AIXI es un ejemplo, aunque los pronósticos indican que destruiría el mundo. Afortunadamente, las cantidades necesarias de potencia de los ordenadores son físicamente imposibles.
Plagiar la naturaleza
El camino hacia la emulación de todo el cerebro, se procedería a alcanzar haciendo literalmente una copia digital de una mente humana en particular. La idea sería la de congelar o vitrificar un cerebro, cortar en rodajas finas y pasar esas rebanadas a través de una serie de microscopios. Después, software automatizado de reconocimiento de imágenes extraería el mapa de las conexiones neuronales originales del cerebro. Este mapa 3D se combinaría con modelos neurocomputacionales de la funcionalidad de los diferentes tipos de neuronas que constituyen el neuropilo, y toda la estructura computacional se ejecutaría en algún superordenador de capacidad suficientemente. Este enfoque requeriría tecnologías muy sofisticadas, pero no un nuevo avance teórico profundo.
En principio, se podría imaginar que este proceso de emulación de alta fidelidad dará como resultado una mente digital que mantendría todas las creencias, deseos y personalidad del individuo 'cargado'. Sin embargo, lo más probable es que antes de que la tecnología llegue a ese nivel de perfección, se tendría una forma más cruda de la emulación que produciría una mente cuasihumana distorsionada. Y antes de que los esfuerzos para conseguir la emulación de todo el cerebro logren aunque sea ese grado de éxito, probablemente se disiparán en la IA neuromórfica.
Empezar por mejorar a los humanos
Tal vez el camino más atractivo para la superinteligencia de las máquinas sería uno indirecto en el que en primer lugar mejoraríamos la propia cognición biológica de la humanidad. Esto se podría lograr a través de, por ejemplo, la ingeniería genética, junto con las innovaciones institucionales para mejorar nuestra inteligencia y la sabiduría colectivas.
No es que esto de alguna manera nos permitiría 'seguirles el paso a las máquinas', ya que los límites máximos de procesamiento de información en las máquinas exceden por mucho a los de una corteza biológica por muy mejorada que sea. Es justamente lo contrario. Mejorar la cognición humana nos serviría para adelantar el día en que las máquinas nos alcancen, ya que seres humanos más inteligentes harían un progreso más rápido en la informática.
Mientras tanto, podemos aprovechar al máximo el tiempo disponible, ya sea mucho o poco, para trabajar en el problema del control, el problema de cómo garantizar que los agentes superinteligentes serán seguros y beneficiosos. Esto sería una ocupación adecuada para algunos de los mejores talentos matemáticos de esta generación.
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