viernes, 29 de noviembre de 2013

El colectivo bolivariano ¿es un viaje de ida? (0 puntos)

El colectivo bolivariano ¿es un viaje de ida?

Una persona muy querida me dijo una vez “hay gente que hace regalos según el gusto propio y hay gente que hace regalos según el gusto del agasajado”. Confieso que me resulta muy difícil hacer eso, pero la verdad que tiene razón. Cada vez que logro meterme en su interior y hacerle un regalo que a esa persona le gusta me siento muy feliz aunque han sido pocas las veces que lo logré.


Sin embrago, estos días la frase regreso a mi cabeza una y otra vez y a la par intentaba descifrar para donde iba el gobierno con todas las cosas que hace, en algún punto ambas cosas —la frase y mi intento— se unieron vaya a saber cómo, pero la cuestión es que lo obvio apareció delante de mis narices: el error es analizar las medidas del gobierno bajo las premisas de mis ideas y no bajo las premisas de las ideas del gobierno.

El gobierno dice que va por todo y a uno que piensa como demócrata y republicano le cuesta creerlo y entonces cree que es una mera metáfora para la militancia sin advertir que van por todo y que ya tienen casi todo.

Otro error común es analizar figuras, gestos, fotos, encuestas y medidas económicas bajo los parámetros “normales” del juego político económico del país, así se analiza el nivel de reservas del BCRA, la inflación, los resultados electorales y uno cree que se encuentra ante un fin de ciclo tradicional.

En resumen somos un grupo de personas que viaja dentro de un colectivo cuyo motor vemos que está en muy mal estado, creemos que hay que arreglar el motor, se lo pedimos al chofer y éste en vez de arreglar el motor se pone a arreglar la carrocería y nosotros no entendemos bien su comportamiento, le gritamos y le imploramos que arregle el motor, le proponemos miles de soluciones pero el chofer sigue arreglando la carrocería. Lo que no advertimos es que al chofer no le importa el motor porque piensa cambiarlo y que lo que está haciendo es adaptando la carrocería al nuevo motor y lo viene haciendo hace rato sin que nos demos cuenta a pesar de que lo dice a viva voz ¿Por qué sucede esto? Porque analizamos al gobierno según nuestros parámetros y no según los parámetros de sus integrantes.

El motor de nuestro colectivo es sin dudas el sistema económico el motor actual requiere de baja inflación, previsibilidad, seguridad jurídica, inversiones externas y niveles de reserva del BCRA adecuados para que funcione.

El chofer de colectivo nos dice que la inflación no existe, que la seguridad jurídica es una cosa horrorosa, nos cambia permanentemente las reglas de juego, nos dice que tenemos que vivir con lo nuestro y no le presta atención a la reservas del BCRA usándolas para cualquier gasto que consideren necesario.

Pese a que una y otra vez le advertimos que el motor va a estallar acelera a fondo una y otra vez lo que nos deja desconcertados y haciendo que le prestemos atención a lo que pase con el motor.

Mientras estamos atentos a lo que pasa con el motor, el chofer y sus ayudantes se fijan en la carrocería que está compuesta de libertades individuales, garantías contra la intromisión del Estado en nuestros asuntos y nuestros proyectos particulares.

Pero claro, a nosotros nos aterra que el motor estalle porque ya lo vimos estallar muchas veces y nos concentramos en lo que pasa en el motor sin prestarle atención a lo que están haciendo con la carrocería, el gobierno lo sabe y mientras estamos distraídos avanza con su adaptación de la carrocería, veamos:

La carrocería ya venía golpeada del chofer anterior con la ley 25.561 sancionada el 6 de enero de 2002 conocida como ley de emergencia económica que le otorga amplias facultades al chofer en materia económica, el nuevo chofer mantuvo esta legislación vigente durante todo su trayecto y le agregó otra en cada presupuesto que usó, la facultad de reasignar partidas presupuestarias a su gusto, todo esto con la excusa de poder conducir mejor alivianar el peso durante el viaje y no recalentar el motor.

El 20 de noviembre de 2008 el chofer hizo sancionar la ley 26.425 que creó el sistema integrado de previsional argentino, mediante esa ley las AFJP se disolvieron y sus fondos e inversiones pasaron a manos del Chofer su argumento fue que de esa maneja al finalizar el viaje todos —y no algunos— íbamos a poder contar con dinero para gastar en el lugar de destino, para ser justos la mayoría de quienes viajaban en el colectivo celebró la medida salvo algunos que viajaban en clase ejecutiva que se veían afectados y un puñado que viajaba en primera clase que mucho no les convenció la medida, pocos advirtieron que el chofer pasaba a ser socio de casi todos los que viajaban en clase ejecutiva, dato que pasó desapercibido para la mayoría pero que no es menor.

El 10 de octubre de 2009 el chofer para hacernos más entretenido el viaje sancionó la ley de Medios Audiovisuales, en esta oportunidad argumento que de esa manera cada uno iba a poder ver el programa que quisiera de acuerdo a sus costumbres y valores, de nuevo los de la mayoría de los que viajaban en primera clase y todos los de clase turista festejaron la medida, mientras que en la clase ejecutiva algunos se quejaron y otros festejaron viendo la posibilidad de hacer negocios con el chofer que ahora manejaba los televisores del colectivo. Lo que no advirtieron que el chofer se reservó el derecho trasmitir su mensaje al 100% de los televisores del colectivo, mientras que los pasajeros solo podían llegar al 35% de los televisores del colectivo.

El viaje prosiguió sin mayores sobresaltos hasta que el chofer el 27 de diciembre de 2011 mientras todos los pasajeros estaban distraídos festejando navidad y año nuevo pidió garantías para seguir siendo el chofer y sancionó la ley 26.734 conocida como “ley antiterrorista” mediante esa medida el conductor se garantizaba la facultad de encerrar en la bóveda del micro a cualquiera que proteste por su forma de conducir, esta vez las reacciones fueron distintas, los de clase turista protestaron, también lo hicieron algunos de primera clase y los de clase ejecutiva no dijeron nada. Sinceramente la medida fue muy extraña porque no había nadie que proteste fuertemente contra el conductor en aquel momento.

El 22 de marzo de 2012 el chofer manifestó su necesidad de poder contar con la facultad de cargar nafta y manejar el tanque de nafta a su antojo que hasta ahora venía siendo controlado por una persona independiente y sancionó la ley 26.739 mediante la cual modificó la carta orgánica del Banco Central. Algunos de clase ejecutiva y primera clase miraron con preocupación, la mayoría de los pasajeros no entendió de qué se trataba y pensaron que mientras el colectivo no se detuviera estaba todo ok.

Llenaron el tanque de nafta, aceleraron, el motor se calentó pero siguió andando hasta que el 29 de diciembre de 2012 —si otra vez para las fiestas— el chofer pidió tener un mejor control de los negocios que se llevaban adelante en el interior del ómnibus porque según él afectaban la marcha y no podía conducir bien, entre las facultades que pedía estaba la de que los socios minoritarios pudieran intervenir en las decisiones de los negocios sin prestar atención a las mayorías. Toda la clase turista y la primera clase estaba extasiada con las fiestas navideñas así que no dijo nada. La clase ejecutiva miró con preocupación el tema y algunos comenzaron a bajarse del micro pues advirtieron que entre sus socios minoritarios se encontraba nada más y nada menos que el chofer del micro y ninguno otro pasajero volvió a subir en primera clase.

Vale recordar que durante el año 2012 el viaje se le hizo largo a muchos, algunos de primera clase pasaron a viajar en clase turista, a pesar de las advertencias de lo que estaba sucediendo el chofer ignoró lo que pasaba y continúo su marcha. Para diciembre de 2012 los de la clase turista viajaban muy apretados e hicieron algunos desmanes para proveerse de alimentos para las fiestas, allí se utilizó por primera vez la ley antiterrorista.

En abril del año 2013 el chofer en un aparente estado de locura solicitó tener pleno control de lo que sucedía dentro del colectivo impulsando lo que se llamó la Reforma Judicial que eran una batería de facultades nuevas que quería para sí, todos los pasajeros pensaron que el chofer se había vuelto loco y protestaron airadamente, pese a eso el chofer hizo sancionar todas las baterías que propuso y se convirtieron en ley dentro del micro, lo cual motivo la inquietud de la gran mayoría de los pasajeros, la calma volvió cuando un grupo de viejitos consultores manifestó que algunas de esas medidas —las más graves— no se podían aplicar dentro del colectivo. Todo el pasaje respiró aliviado, sin advertir que una de esas medidas, más precisamente, la ley 26.854 quedó vigente y en ella se dispone que cualquier reclamo contra lo que disponga el chofer durante el viaje será resuelto una vez que el micro arribe a destino.

Hoy, a pesar de seguir viajando en este loco colectivo con el motor severamente dañado, el chofer insiste con una nueva facultad, la de reformar las normas de convivencia dentro del colectivo para que todos seamos iguales, para que no haya más clases dentro del colectivo y que sea él quien decida cómo y para que se va a usar nuestro equipaje, además pretende no ser responsable si el colectivo llega a chocar por su culpa.

Nosotros pensamos que el chofer enloqueció, pues le hicimos saber firmemente hace poco que no estamos contentos con su forma de conducir, que nosotros pagamos el boleto solo para que nos lleve y no para que dirija nuestras vidas durante el viaje, pensamos que como le dijimos claramente él se va a ir en breve porque además el motor ya está destartalado y no vemos que le interese arreglarlo.

Lo que no vemos es que no se piensa ir, que para él el viaje recién comienza y no le interesa arreglar el motor, ya adaptó todo el colectivo para poner un nuevo motor que funciona muy distinto al que estamos acostumbrados, que para eso adaptó toda la carrocería y ahora quiere eximirse de responsabilidad por los daños derivados de un eventual choque o cambio de motor.

Sin darnos cuenta, a lo largo del viaje y con diferentes excusas el chofer nos engañó aprovechándose de nuestra comodidad para que otros resuelvan por nosotros y logró hacerse del control de nuestros fondos jubilatorios, del control los negocios y los televisores adentro del colectivo, ahora administra la nafta a su antojo, no podemos reclamarle nada porque cualquier reclamo nuestro va a ser resuelto al final del viaje y si se lo reclamamos con énfasis podemos ir a parar a la baulera del colectivo, está a un paso de ser eximido de responsabilidad por su forma de conducir y de decidir sobre el uso de todo nuestro equipaje, aun así nos engañamos y pensamos que se piensa ir… Yo, pasajero de este colectivo prestaría más atención a lo que pasa en el Colectivo Bolivariano de Venezuela para ver el futuro….

Tal vez sea tarde, tal vez no. El tiempo y lo que hagamos nosotros dirá…







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