lunes, 11 de noviembre de 2013

No dejes para mañana….



Finanzas lunes 11 de nov 2013, 4:13am - nota 10 de 13


Por:


Contexto Lagunero


Por lo general no estamos acostumbrados a la constancia y la persistencia, particularmente, dejamos muchas cosas iniciadas y no nos damos el tiempo necesario para terminarlas. Carecemos del hábito de terminar lo iniciado, porque eso es, un hábito, y como todos los hábitos, éste se crea a partir de repetirlo hasta hacerlo de manera inconsciente.


Es como acostumbrarse a lavarse los dientes o a hacer ejercicio. Si no estás acostumbrado, al principio te da mucha flojera hacerlo, pero una vez que lo conviertes en hábito, cuando no lo haces sufres y te sientes bien una vez que ya lo has hecho, te acostumbras.


En nuestro trabajo o en nuestra vida personal, tenemos un proyecto, pero lo dejamos para después, para cuando "tengamos tiempo" Pues lo que seguramente pasará es que nunca encontraremos el tiempo para llevarlo a cabo y finalmente simplemente se abandona la idea.


Pero luego aparece otro proyecto que enciende nuestro ánimo y nos entusiasma. Es muy probable que pase lo mismo que con el anterior y acabaremos por abandonarlo. Falta de tiempo, falta de recursos, no hay quien colabore con nosotros, falta salud, etc. Este cúmulo de excusas que nos distancian de nuestro proyecto, son solamente excusas camuflajeadas de razones bien fundadas que esconden la verdadera causa del abandono: El miedo.


El miedo adopta muchas formas distintas las cuales a fin de cuentas son sólo eso, miedo. Cuando las excusas hagan su aparición, debemos eliminarlas y en su lugar, ponerle acción a la idea y con ello, la solución a los obstáculos reales se irá dando en el camino. A pesar de que el miedo nos provoque resistencia a la acción, debemos persistir en la acción.


No te conformes con la idea, haz realidad tu proyecto, toca el botón de lanzamiento y ataca cada obstáculo de manera racional. Busca aliados, siempre los hay. Si tu idea es un producto, desarróllalo, haz tu plan estratégico, lánzalo al mercado, saca adelante el servicio que vas a ofrecer o lo que sea que es aquello que quieres desarrollar, tu desarrollo personal, el aumento de conocimientos, un cambio de estrategia en tu vida, buscar un nuevo trabajo, estudiar algo que siempre te ha gustado, etc.


En realidad no es difícil ser constante y persistente para no dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. Solamente debemos seguir algunos consejos sencillos para crear el hábito de ser productivos.


Dejar de pensar que tenemos que disfrutar del proceso en todo momento. Aunque la idea general de la gente es que cuando haces algo que te gusta tienes que estar disfrutando todo el tiempo y si no, es que algo va mal, ¡no es así! Incluso, aunque disfrutes la mayor parte del tiempo, hacer cosas es difícil y duro. Por ejemplo, por mucho que te guste escribir, escribir un libro es muy duro; o escribir un blog y ser constante, u organizar una exposición de fotos. Siempre hay partes duras y partes que te gustan menos (o nada). Todo cuesta y no todo es siempre diversión, hay que ser consciente de eso. La diferencia entre un aficionado y un profesional es que el profesional acaba las cosas cueste lo que cueste. Ten esto en cuenta, porque estamos hablando de tu profesión, tú eres un profesional y los profesionales de éxito acaban lo que empiezan, aunque sea duro.


Empezar por las cosas pequeñas. Leer y responder emails, publicar en las redes sociales, contestar a clientes, etc. ¿Tu problema de no acabar lo que empiezas se extiende también a las pequeñas actividades del día a día? Esto es muy importante, ya que los grandes proyectos están formados por pequeñas tareas y si no eres capaz de acabar pequeñas cosas tampoco lo harás con las grandes.


Así que a partir de ahora cuando estés contestando un email, por ejemplo, no pases a otro y lo dejes a medias. Empieza y acaba uno a uno. O si te pones a desarrollar un trabajo pendiente, no dejes nada para luego, acábalo. Una vez que empieces a controlar las pequeñas cosas, las grandes se cuidarán ellas solas, ya lo verás.


3. Que no haya opción. Cuando no te queda más opción que hacer algo, hazlo. Te cueste más o menos, te guste más o menos. Si mañana tienes que entregar un informe, ponte a hacerlo y termínalo. Si tienes que renovar el pasaporte este mes, renuévalo. Cuando no te queda otra opción, acabas las cosas. La razón por la que no acabamos las cosas es porque nos damos opciones para no hacerlo, porque valoramos más las promesas que hacemos a los demás que las que nos hacemos a nosotros mismos. Si quieres ser responsable, mantén las promesas que les haces a los demás. Si quieres tener éxito mantén las promesas que te haces a ti mismo."


Si eres una persona activa o emprendedora de seguro cuando te dicen rana, saltas. Enseguida te apuntas a todo proyecto que te parezca interesante, pero si luego no acabas ni la mitad estás perdiendo tiempo y energía. Así que a partir de ahora: Dieta de proyectos. Primero acaba los que tienes en mente y luego empieza otros. Escoge uno y hasta que no lo acabes no cojas otro. Nada de llenarte el plato con mil cosas para, al final, no acabar ninguna.


Acostúmbrate a acabar una cosa antes de empezar otra y aprovecharás más el tiempo volviéndote más productivo. Si sigues haciéndolo todo a la vez no acabarás nada. Escoge una tarea, la más importante en este momento, acábala y empieza otra. Pruébalo, no pierdes nada.








via Finanzas, El Siglo de Torreón http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/932161.no-dejes-para-manana.html

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