lunes, 11 de noviembre de 2013

Tener un perro es una alta responsabilidad con el resto de l (0 puntos)


La veterinaria Cecilia Nevot fue quien detectó, sin proponérselo y buscando el diagnóstico de uno de sus pacientes, el primer caso de leishmaniosis (sí, así con o, como se denomina la enfermedad en los animales) canina. La detección del primer caso visceral en humanos, en un niño, encendería el alerta.


Hoy, mirando hacia atrás, la especialista destaca una mayor conciencia de la responsabilidad que significa tener un perro, lazos fuertes con Brasil y Paraguay para trabajar en conjunto las enfermedades vectoriales y una mayor preparación de los recursos humanos sanitarios para la búsqueda activa de esta y otras zoonosis. Pero también pone en evidencia la necesidad de asumir con más compromiso el cuidado ambiental, en lo macro de las políticas de gobierno y en lo micro, de mantener limpio el patio y ser responsable con la basura.


A siete años de todo el debate que generó la leismaniasis ¿cómo evaluás la conciencia respecto de la tenencia responsable de mascotas?


En veterinaria decimos leishmaniosis. Todo lo que sea “asis” son las parasitosis en los humanos. En veterinaria se llama “osis” a las parasitosis de perros y gatos.


En abril de 2006 fue el primer caso que encontramos en la provincia de Misiones, en Posadas. Esta enfermedad evidentemente venía desde hacía tiempo y no habíamos podido llegar a un diagnóstico. Eso fue evolucionando. Tuvo picos, alzas, bajas. Menos prensa, más prensa, miles de debates en el medio, pero básicamente como balance, en los casi ocho años, lo que sacamos en positivo es que la población cambió de óptica en relación con los animales. Esta enfermedad nos permitió empezar a tener otra relación con los propietarios y que los propietarios tengan otra relación con los animales.


Todo ese tema de los animales de compañía o animales afectivos dejó de ser una especie de eslogan. Tendemos a decir que son animales de compañía o afectivos porque están demasiado ligados a la familia. Con esta enfermedad logramos tener una ligazón mucho más importante con los dueños de los perros enfermos. Y gracias a eso se pudo inculcar una cantidad de prácticas saludables que en otro momento hubiera sido imposible.


Se debatió mucho en ese momento la cuestión de qué pasaba con el que no podía pagar el tratamiento.


La Municipalidad tomó la posta en el asunto. Con el Instituto Municipal de Sanidad Animal se ha avanzado mucho. Al principio se planteó que la salud pública avanzó después de la salud privada. Y a pesar de eso, como veterinarios privados hacemos salud pública todo el tiempo.


Porque la salud pública nos involucra a todos y los veterinarios somos agentes de salud pública. No es que porque cobramos una consulta estamos haciendo salud para el que trae al perro en exclusiva. En realidad estamos haciendo salud pública porque le indicamos a la gente pautas de convivencia con el animal y con el ambiente. Y todo eso tiene que ver con la salud de todos.


Aún sigue siendo difícil que la gente entienda que uno tiene un perro con una alta responsabilidad, no sólo sobre su propia familia sino sobre el resto de la población. El perro tiene que salir con bozal, con correa, se tiene que levantar los excrementos que haga. El cuidarlo contra la picadura de insectos no es sólo para no contagiarse uno, sino para no contagiar el ambiente.


Esta enfermedad aparece muy vinculada a la educación y a la pobreza


Aún en humanos, los más afectados siempre son los pobres, porque llegan tarde a los diagnósticos. A pesar de que en la leishmaniasis humana los medicamentos son gratuitos, si los resultados de los análisis llegan tarde, la gente no llega a atenderse. Todas estas enfermedades siempre están ligadas a la pobreza porque obviamente el que tiene dinero es el que tiene acceso más fácil a todas estas cosas que estamos diciendo.


Por eso nosotros desde el comienzo quisimos generalizar el tema y que las autoridades realmente se pusieran las pilas y actuaran rápidamente. Nos parecía que era una enfermedad en la que los que iban a estar mal era la gente humilde que es la que tiene los perros en peores condiciones porque no tiene dinero para tenerlos.


La idea también fue inculcar, en esa parte de la población y sobre todo en los refugios de perros, que tener un perro es una responsabilidad muy grande. Que no cualquiera, lamentablemente, puede tener un perro. Que si tiene uno, que lo tenga bien, y no que tenga cinco mal.


Esta enfermedad permitió también empezar a tratar las otras zoonosis (enfermedades transmitidas de los animales hacia el humano). La leishmaniosis fue un poco la vedette de este tiempo pero en realidad están todas: parasitosis intestinales, las sarnas en sus diferentes tipos, la rabia canina que sería la más importante.


Gracias a que empezamos a tener un contacto mucho más fluido, no sólo con los medios de comunicación sino con los propietarios, permitió empezar a hablar de otras cuestiones. Hoy un animal con leishmaniosis puede ser tratado, puede ser seguro su tratamiento para la familia y para el entorno social y ambiental. Pero además tiene que venir con las vacunaciones y las desparasitaciones completas.


¿Cómo se sigue trabajando en la detección?


En eso estamos bastante avanzados. Por la desgracia de que Posadas tuvo muchos casos, pudimos esparcir el tema por todo el país. En este momento, todas las facultades de veterinaria tienen preparados de los perros de Misiones. Gracias a eso se han hecho diagnósticos en muchas otras localidades tempranamente. A nosotros nos agarró la enfermedad sin saber que la teníamos. Buscando qué era lo que tenía el primer perro, que al pobre lo podríamos haber diagnosticado mucho antes.


Hoy los veterinarios de todo el país están mucho más preparados. Hay casos hasta Entre Ríos y Santa Fe. Y por el otro lado, hemos participado en muchísimas investigaciones. Hoy sabemos qué tipo de leishmania es, qué tipo de parásito, hemos podido hacer cultivos de nuestras leismanias, no nosotros sino brindando lo que obtuvimos de nuestros pacientes a muchos otros grupos de investigación que hay en el país. Están haciendo cosas que antes eran impensables con esta enfermedad.


¿Y cómo está el mapa de la enfermedad?


En el caso de perros tenemos Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa, Salta y norte de Entre Ríos y norte de Santa Fe donde hay casos. Lamentablemente hay casos en todo el país. El planteo que habíamos hecho, de cerrar las fronteras y que no se permitiera que los perros nuestros pasaran a otros lugares porque donde hay vector va a haber enfermedad, no se implementó. Por un lado, se expandió la enfermedad. Y por el otro, mucha gente viaja con su perro enfermo. El perro es diagnosticado en cualquier lugar, desde Buenos Aires hasta el sur del país. Afortunadamente, con el tema de que no hay vector no se propaga. Y los veterinarios ya están alertados, porque hemos hecho un trabajo importante a nivel de la Federación de Veterinaria argentina. Se hacen charlas periódicamente.


Lo bueno es que el animal que sea diagnosticado en otro lugar del país puede tener su diagnóstico rápidamente. Lamentablemente, a medida que la frontera de los vectores se vaya corriendo, van a aparecer más casos autóctonos.


¿Cómo estamos para la detección de nuevas enfermedades?


A nivel público no sé. A nivel privado, por este tema, hoy estamos más preparados. Seguimos buscando las enfermedades que tienen los brasileños o los paraguayos que sabemos que acá tienen que estar. Así hemos hecho diagnósticos de otro tipo de enfermedades transmitidas por vectores que han aparecido en la provincia que posiblemente están desde siempre y lo que no podemos es diagnosticar. Ahora tenemos más herramientas, estamos mejor preparados y estamos haciendo una búsqueda activa de hemoparásitos (los que transmiten los vectores y están en la sangre). Estamos haciendo hallazgos que no son zoonosis pero que son importantes para la salud del animal y la salud del animal está muy ligada a los afectos.


¿Y las causas?


Cada bicho tiene su nicho ecológico. Si hablamos de dengue es una cosa y si hablamos de leishmania hablamos de otra. Pero tiene que ver con el cambio climático, la deforestación, el ambiente y la suciedad ambiental. Para prevenir esta enfermedad, lo primero que hay que hacer, es la limpieza de los patios. Al igual que el Aedes aegytis (vector del dengue). El vector se cría en determinados lugares. El cuidado ambiental es algo que a nivel gobierno todavía falta mucho. Nuestra ciudad sigue siendo sucia. La gente sigue acumulando la basura, tirándola en cualquier lado. Todos estos temas, sí o sí, después de siete años, parecen inadmisibles. Hay menos, pero seguimos teniendo perros callejeros. Esto es un cambio social que todavía no se logró. Es un camino muy lento. Con el tema de la tenencia responsable, no sólo insistimos en que al animal hay que controlarlo y cuidarlo, sino que además hay que cuidar el ambiente que es de todos.


¿Se sigue diagnosticando, más menos?


Hay una especie de meseta. Hay muchos colegas que están diagnosticando. Antes nuestra veterinaria era la única. Lo más importante es que los colegas tienen mucha conciencia de que es una enfermedad a la que hay que prestarle mucha atención y los diagnósticos son muy tempranos. No vemos tantos animales enfermos graves.


¿Qué quedó pendiente?


Hace falta un laboratorio estatal que haga de contralor. Si bien en el Imusa se hacen diagnósticos, está faltando el control de un organismo y eso lo hemos discutido en la Federación Veterinaria Argentina. Tiene que haber un laboratorio que sea el que controla al resto. Estos análisis deberían ser validados. Nos hacen falta los test diagnósticos rápidos. El que existe actualmente te dice si el animal está enfermo o no, pero no te cuantifica. No te dice cuánto está enfermo, que eso es lo importante. En el diagnóstico estamos sumamente atrasados en la Argentina al lado de lo que es Brasil y Paraguay. Nos parece que en eso tenemos que poner mucha pila y sobre todo a nivel estatal.


Paraguay hace muchos años tiene la enfermedad, entonces tiene otros recursos. Trabajamos con veterinarios de Asunción, permanentemente, haciendo intercambios de información y con Brasil ni que hablar. Tenemos una red de veterinarios afines.


¿Con estas enfermedades se acentuó la conciencia de frontera?


Se acentuó muchísimo. Octavio (Estévez, su marido, también veterinario) vive viajando a los foros de Brasil con este tema. En mayo estuvimos en Porto Galinhas, en el Congreso Mundial de Leishmaniasis y Leishmaniosis. Había veterinarios de Brasil en su mayoría e hicimos una red. Los veterinarios de Brasil están conformando el Brasileish, veterinarios especialistas en leismaniosis brasileña. Invitaron a participar a argentinos y paraguayos. Nos sumamos a esa organización, con la idea de hacer un Latinleish: que tengamos una especie de protocolo común, diagnóstico y tratamientos comunes. Por una cuestión de leyes, no es tan fácil hacer un protocolo pero la idea es trabajar en conjunto.


En el programa nacional había recomendaciones de sacrificar el perro enfermo ¿cómo está eso hoy?


Con el decreto presidencial de tenencia responsable, nuestro sueño como Federación Veterinaria es transformarlo en ley. Cualquier persona que tenga un perro enfermo y que se disponga a tratarlo y que sea un tenedor responsable, lo puede tratar sin ningún riesgo, por supuesto con todas las medidas de prevención. En Misiones no puede existir ningún animal sin pipeta o collar, con o sin leishmaniosis, sin protección para las picaduras de insectos, sin saneamiento de su entorno, sin salir de su casa con correa collar. Hoy es inadmisible que haya animales sueltos en la vía pública, pero no callejeros, animales en situación de calle porque sus dueños los sueltan. Nuestra ciudad es un gran patio para los perros. Nuestras casas terminan en los alambrados de cada uno, porque si no sería una anarquía. No hay Estado que pueda controlar a animales que tienen dueño.


¿Cuál es el límite respecto de cuánto gasto en mi mascota?


Esa es una cuestión del individuo y de la responsabilidad y del compromiso que tenga cada uno. Lo que sí, te ocupás o no te ocupás. Si no estás dispuesto a ocuparte de determinada forma y a tenerlo como parte de tu familia como sujeto de derecho, con determinados deberes pero sin posibilidad de abastecerse por sí solo viviendo en una casa, sí o sí tiene que ocuparse del animal con toda la responsabilidad. Y si no, no tenerlo. Nadie te obliga a tener un perro o un gato. Podés tener una planta. Ahora, si tenés cualquier ser vivo, tenés que ocuparte. No hay duda que los animales son sujetos de derecho. No hay duda la función social que cumplen los animales. Horas de terapia se ahorra la gente teniendo un animal en su casa. Esa es la realidad que vivimos en la veterinaria. Ahora, el que no tiene ese concepto, no tiene que tener una animal.


Hay que hacer hincapié en el ambiente. Si bien se mejoró mucho, la gente sigue considerando que el animal puede andar por la calle. El animal tiene que estar dentro de la casa. Se sigue viendo excrementos en la vía pública, basura. La gente tiene que tomar conciencia. Muchos de nuestros pacientes tomaron conciencia de empezar a limpiar sus patios. No tiene sentido que nos fumiguen permanentemente mientras tenemos en nuestro patio los criaderos tanto de Aedes Aegyptis como de Lutzomyas. Uno está en el agua, el otro en la materia orgánica, pero les gusta la mugre a todos.


Y que la gente no tire el perro. Si no está dispuesto a tener el animal, lo tiene que eutanasiar, como corresponde. Pero no dejarlo en la vía pública. Todavía siguen apareciendo animales positivos en El Refugio. El compromiso en los hogares de perros siempre es la eutanasia de esos animales. El animal positivo a cualquier enfermedad zoonótica tiene que tener un dueño responsable. No discutimos la eutanasia de callejeros positivos ni de los refugios porque no hay quien se haga responsable.


Cecilia Nevot


Médica veterinaria. Se dedica al laboratorio clínico y patológico. Recibida en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires. Tiene 50 años. Casada con el también veterinario Octavio Estévez, madre de dos hijos.


En su laboratorio, detectó el primer casos de leishmaniosis visceral canina en Posadas en 2006. Desde entonces, participa activamente en la difusión y prevención de la enfermedad en el país y la región.


Por María Marta Fierro







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