Nota: No quiero generalizar, pero he concurrido a varios y salvo que esté meado por una manada de rinocerontes de la mala suerte, creo que puedo tener ya un criterio formado.
El último taller al que asistí fue directamente pesadillesco, el tipo un tal aguero no se cuanto de aquí de Salta se creía un genio de la literatura, a cada rato nos enrostraba haber publicado 60 libros, o divagaba sobre anecdotas de su vida que a mí al menos no me interesaban, pero al resto del grupo sí. Un día lo enfrenté y le dije "No es garantía de nada que hayas editado tantos libros, eso no quiere decir que sepas escribir necesariamente", el tipo me dijo una pavada, y le retruqué "No me vengas con boludeces, dame argumentos, dame fundamentos"; se quedó callado, pero lo peor tal vez no sea la necedad de este idiota del que les estoy contando, sino el silencio y el apoyo incluso de los demás asistentes a este necio; desde ese día me dije "No vuelvo más, este tipo me genera violencia moral", así fue.
Y con respecto a la gran mayoría de talleres literarios a los que fuí, la mayoría tiene la siguiente mecánica: se llevan los trabajos, se los lee, y sobre la marcha se va "corrigiendo" a gusto y piaccere del coordinador sobre todo; esto es una huevada más grande que una casa.
Nunca pude ver ene stos lugares real interés por la literatura; sólo se buscan "fórmulas", "engañifas"; como si el arte fuera como fabricar chorizos en serie, y aquí no le estoy faltando el respeto a lo fabricantes de chorizos, sino que estoy diciendo que hay una diferencia abismal en este punto: Para hacer un chorizo hay una tecnica inidiscutible, si no la aplicás seguro te sale mal el producto; pero en el arte no funciona así la cosa.
Espero no haberlos aburrido con esta perorata de insomne, y espero comentarios de cómo les ha ido a ustedes. Saludos.
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