Toads, koopas y goombas en las gradas. Gran colorido, curvas imposibles y karts dispuestos a dar el espectáculo más desenfadado del mundo del videojuego. Mario Kart regresa con un "8" que nos recuerda por qué su jugabilidad es tan endiabladamente adictiva. Semáforo en verde para uno de los lanzamientos más importantes de Wii U en lo que llevamos de año. ¡Diversión a la karting!
"¿Echamos un Mario Kart?". No habrán sido pocas las veces que hemos escuchado estas palabras en boca de un amigo, familiar o incluso de nosotros mismos. La adictiva fórmula de la serie creada por Nintendo nos ha acompañado en consolas desde el año 1992, demostrando en cada entrega un aprecio incontestable por la diversión, con carreras absolutamente locas en las que tan pronto puedes ir en cabeza como quedarte en última posición justo unos metros antes de alcanzar la meta.
Se trata de una saga en la que si tienes talento puedes pulverizar récords, pero también donde si eres un novato aún cuentas con posibilidades de subir al podio. Ese equilibrio entre premiar al habilidoso y no desmotivar al menos agraciado es lo que ha hecho única a esta franquicia. Eso, y por supuesto la simpatía, personajes, circuitos y novedades que acompañan a cada nuevo lanzamiento.
Mario Kart 8 cumple con lo establecido. Hereda el tremendo ajuste en cuestión de mecánicas arcade de sus predecesores, al tiempo que integra poderosas novedades que en ningún caso desmontan su balance, sino que lo fortalecen. Si en Nintendo 3DS teníamos que hablar de la llegada del ala delta, en esta ocasión aparece la conducción antigravitatoria, dando de paso la bandera a cuadros -por fin- a la alta definición, suponiendo una evolución enorme en términos estéticos. Nos subimos a las karts (y motos) creados por el equipo liderado por Hideki Konno para comprobar la cilindrada real de su divertida propuesta. ¡A correr!
Reyes del karting
Lo primero que llama la atención de cualquier Mario Kart es su característico manejo. Es clave indiscutible, y aunque parezca que no evoluciona de un juego a otro, podéis hacer el experimento de comparar el control del clásico de Super Nintendo con el del recordado exponente de Gamecube. Sin embargo, hay algo que nunca cambia. Podríamos llamarlo filosofía, esencia o incluso alma, un ingrediente secreto que hace que conectemos enseguida con la jugabilidad, sin necesidad de largas curvas de aprendizaje.
Para Mario Kart 8 contamos con una experiencia al volante que resulta muy similar a la de Mario Kart 7, sólo que detectamos un toque más rebelde y exigente, en el sentido de que los vehículos se van más en las curvas, que no poseen tanto agarre. Además es importante fijarse en la extraordinaria fusión de estilos de conducción que se han integrado. Ya teníamos velocidad sobre asfalto firme, y recientemente recibimos el uso del ala delta (sin olvidar las zonas acuáticas). Ahora debemos hablar también de tramos antigravitatorios, los cuales sorprende cómo se fusionan con los elementos ya definidos en anteriores videojuegos.
Nintendo tiene un extraordinario talento para recoger su propia herencia e integrarla con puntuales pero muy interesantes novedades. Aquí hay que decir en favor de la compañía que ha sabido combinar tierra, mar, aire y antigravedad para acercarnos la experiencia más completa y variada de la serie una vez nos encontramos dentro del trazado. Intuimos que no fue nada sencillo dar con una clave así para revitalizar las mecánicas ya existentes, pero reconocemos que han acertado de pleno.
¿Y si quitamos la gravedad?
La conducción antigravitatoria se introduce por tramos dentro de cada circuito, de forma que no siempre estamos sobre tierra firme, bajo el agua, en el aire o sin gravedad. Lo bueno es que todos los recorridos poseen una proporción distinta de estos ingredientes, sopesados para que la experiencia de conducción resulte lo más rica posible.
En el caso de la antigravedad, debemos hablar de un manejo exigente, con monoplazas que dibujan una curva más larga y difícil de controlar. No es la única novedad. Cuando estemos levitando en nuestro vehículo, y siempre que choquemos contra determinados obstáculos, o forcemos la colisión contra un rival, tendremos como resultado el choque con acelerón, que nos da un impulso adicional. Se trata de una técnica avanzada para establecer los mejores tiempos, siendo especialmente útil para marcar la diferencia y alcanzar la meta en primer lugar.
Gozamos de más estilos de conducción que nunca, y el usuario se ve obligado a adaptarse continuamente a las circunstancias que ofrecen los circuitos en cada una de sus partes. Para acompañar a esta versatilidad, se nos proponen también un buen cúmulo de opciones de control. El GamePad cumple su función, resulta agradable al tacto y una adecuada opción para jugar. El wiimote en solitario (así como el binomio wiimote-nunchuk) es otra alternativa, especialmente indicada si jugamos en compañía. Pero nosotros nos quedamos con el Wii U Pro Controller, probablemente la mejor opción para que los usuarios más experimentados saquen el máximo partido al juego.
La clave de la victoria
Dominar Mario Kart consiste en aprenderse los circuitos, en saber sus atajos y secretos, en conocer el comportamiento de nuestro personaje en pista, en aprovechar hasta la última curva… Con Mario Kart 8 obtenemos el juego de la serie en el que cobran más importancia cada uno de estos factores. Los recorridos son frenéticos, y aunque los novatos puedan creer que la acción no es tan desmesurada, una vez se vuelvan expertos reconocerán que no hay curva sin respiro, porque dominar el juego supone estar siempre alerta.
Por ejemplo, aquí no todo consiste en mantenerse sobre el trazado, sino además en hacer un uso continuo del derrape con acelerón (el cual se carga pulsando el botón de salto durante las curvas, como viene siendo habitual). Si con Mario Kart 7 se disminuyeron las oportunidades de hacer "sneaking" -técnica que causó estragos, y para mal, en Nintendo DS-, en esta ocasión se reducen prácticamente al mínimo, ya que resulta contraproducente derrapar cuando no hay curvas: se pierde tiempo.
Hay cantidad de recursos a nuestra disposición para llegar los primeros a meta, como el rebufo o por ejemplo recolectar hasta un máximo de 10 monedas para adquirir una mayor velocidad. Toda ayuda es poca para vencer a nuestros oponentes, en particular dentro de la disciplina de 150cc (la más complicada). La CPU es muy competente, haciéndonos todo tipo de jugarretas para darnos algún que otro susto. En la mayor parte de ocasiones, un jugador experto no tendrá muchos problemas para llegar el primero a meta, pero la magia de Mario Kart reside en que nunca se puede dar una partida por ganada. Puede ocurrir lo impensable en el último momento. Es impredecible.
¡Toma caparazón!
Los ítems son el alma de cualquier Mario Kart, no pueden faltar. Un jugador no es completo hasta que no aprende a hacer uso de los objetos, los cuales regresan en su totalidad para añadirse a otros nuevos. Entre los clásicos tenemos a los caparazones, las bombas, los plátanos, los champiñones, la bala Bill, las estrellas que nos hacen invencibles, el rayo que nos vuelve diminutos o las tintas de pulpo que quitan visibilidad a los adversarios. Pero… ¿qué hay de las novedades?
Lo cierto es que son escasas, a pesar de que las que se han introducido son muy acertadas. En primer lugar debemos mencionar la bocina, un objeto que al activarse genera una onda expansiva a nuestro alrededor, siendo efectivo contra un peligro inevitable hasta la fecha (el temido caparazón azul). Como segunda incorporación tenemos la planta carnívora, que morderá a los rivales con los que nos crucemos mientras nos otorga pequeños impulsos de velocidad que nunca están de más…
Por último, el boomerang supone un ítem interesante al permitirnos atacar hasta tres veces a nuestros competidores, volviendo cada vez que lo lanzamos.
Tu piloto ideal
Lo que sí demuestra más ganas de sorprender es el plantel de personajes, con cerca de 30 corredores entre los que se encuentran clásicos como Mario (el más equilibrado de todos), Toad (que vuelve a destacar por su manejo) o Bowser (veloz como nadie pero con un agarre que lo hace aconsejable sólo para jugadores experimentados). Peach, Daisy, Yoshi, Koopa, Shy Guy, Donkey, Wario o Waluigi no se pierden la cita, y eso por no contar a un buen número de bebés.
Los pilotos desbloqueables no son pocos, destacando a este respecto los Koopalings, que suponen prácticamente la única novedad de este lanzamiento. Consideramos que Nintendo posee un catálogo de protagonistas más potente que el mostrado en Mario Kart 8, con lo cual esta selección se nos hace bastante cuestionable.
Una característica que se recupera de Mario Kart 7 -creemos que de forma acertada- es el sistema de personalización de karts, que nos invita a escoger entre varios componentes que vamos añadiendo a la colección conforme obtenemos monedas "in-game" (50 monedas para desbloquear una nueva parte). Dependiendo de la estructura, ruedas o ala delta escogidos los atributos de velocidad, aceleración, peso, manejo y agarre se verán afectados a mejor o a peor. Lo más positivo es que nunca hay una configuración ganadora. Eso sí, a mayor número de componentes entre los que seleccionar, más posibilidades tendremos de encontrar una combinación que se adapte a nuestro estilo de pilotaje.
Nostalgia y novedad
Podemos hablar de muchas cosas en un Mario Kart, pero sin duda lo que marca la diferencia entre el éxito o el fracaso está en el acierto a la hora de plantear los circuitos. Como viene siendo habitual en la franquicia (al menos desde las más recientes entregas), contamos con 32 pistas (16 nuevas y 16 retro), algunas de las cuales constan de tres vueltas -concepción tradicional- y otros de tres tramos con "checkpoints". Resultados mixtos en un conjunto heterogéneo con recorridos que gustarán unos más que otros, pero que en global podemos definir como sobresalientes.
Los circuitos retro nos traen como siempre esos elementos que distinguen a la franquicia, con multitud de obstáculos y peligros que van desde las vacas que interrumpen nuestro camino en Pradera Mu-Mu (de Nintendo 64) hasta los cangrejos que se cruzan en la Playa Cheep Cheep (de Nintendo DS) o las caídas al vacío de la mítica Senda Arco Iris. Clásicos de SNES, GBA o Gamecube están también de vuelta en una recopilación que -aunque no es la mejor posible- se adapta a las nuevas mecánicas de ala delta y antigravitación que se han ido introduciendo en los últimos años. El resultado es algo fresco y que al mismo tiempo rememora el pasado. Simplemente perfecto.
Aunque lo retro siempre trae nostalgia, hemos de reconocer que los circuitos nuevos ganan por goleada en términos de diseño, tanto desde el aspecto jugable como estético. Disfrutar de los vaivenes de un parque acuático, visitar un puerto con cuestas a lo San Francisco, correr en la pista de despegue de un aeropuerto o esquivar las llamaradas de un Bowser gigante dentro de su castillo suponen sólo algunas de las propuestas. Se nota la inventiva, así como las ganas de sacar provecho de la antigravedad, con recorridos serpenteantes y muy acrobáticos que justifican así la mayor innovación de este producto.
Diferentes modos de diversión
Podemos tener muchos trazados, pero sin modos de juego no hacemos nada. Mario Kart 8 viene bien nutrido, con incondicionales como el Grand Prix, con las ya habituales ocho copas con cuatro circuitos cada una. Para jugarlas, contamos con tres disciplinas a escoger (50cc, 100cc, 150cc), que aparte de mayor velocidad incrementan la habilidad de la CPU para ponernos de los nervios. Una novedad a este respecto es que si ganamos una copa en la mayor cilindrada ya no tendremos que pasarnos la de menor categoría, algo que resultaba frustrante en Mario Kart 7 de 3DS, por ejemplo.
Entre el resto de modalidades encontramos Contrarreloj, la opción perfecta para practicar antes de batirnos con otros corredores. Las herramientas disponibles no son pocas, desde retar a un fantasma de otro jugador (o el que nos ofrece por defecto el juego) hasta contemplar cómo lo hace para aprender de sus trucos. Luego tenemos Carrera VS., que es algo así como una competición en la que podemos escoger si correr por equipos o restringir el uso de objetos y vehículos (coches o motos).
Por último, en la vertiente para el jugador solitario contamos con Batalla en un total de ocho escenarios, que en realidad son algunos de los circuitos existentes (no se trata de escenarios destinados a tal fin), como Autopista Toad por citar un ejemplo. En definitiva, modos de juego abundantes, pero que tal vez saben a poco por ser los mismos de siempre. El conservadurismo en este aspecto nos parece excesivo, apreciándose mucho miedo por introducir novedades. Lo consideramos un error, y es lo que principalmente hace que este Mario Kart no haya llegado más lejos.
Locura multijugador
Dicen que hasta que no has disfrutado con otros usuarios de Mario Kart no lo has jugado realmente. El multijugador es clave indiscutible, y la mejor demostración es que Mario Kart 8 cuenta con pantalla partida para hasta cuatro usuarios, y con la mejor calidad de imagen hasta la fecha (con 60 frames por segundo si somos dos y 30 frames si somos tres o cuatro). A nuestra disposición tenemos buena parte de las opciones individuales, incluidos los grandes premios y las batallas. No nos podemos quejar.
Desde el lado online también contamos con buenas noticias. Poseemos carreras, batallas y partidas personalizadas en las que seleccionar -entre otros- si queremos jugar en modo espejo o forzando a que los participantes hagan uso exclusivo del giroscopio para conducir. Como ocurría en Wii, podemos jugar dos amigos en pantalla partida y al mismo tiempo estar online junto a otros diez jugadores (podemos ser hasta 12 usuarios en línea). Algo positivo es que tenemos una sección de "amigos y rivales" para comprobar quién está conectado, y luego otro aspecto que nos ha gustado es que se pueden organizar torneos, seleccionando el número de carreras, las horas durante las que estará abierto, etc.
Se trata de algo semejante a lo que se hizo en Nintendo 3DS con las comunidades. La propuesta es bienvenida, pero nos da la impresión de que Mario Kart 8 se ha vuelto a quedar en la superficie, sin rasgar ni una pequeña parte de lo que esto podría dar de sí con un poco más de ambición. Al menos, podemos jugar con cualquier usuario -esté registrado o no en nuestra consola-, aunque solamente es posible usar el chat de voz con amigos, en el "lobby" antes de cada carrera. Reiteramos la necesidad de que la Gran N se reinvente en este sentido, porque vuelve a perder el tren…
Carreras en alta definición
La idea de Mario Kart TV nos gusta, y marca un buen camino para futuros videojuegos de la compañía. Obviamente, la opción dista mucho de ser la más completa, pero como primer paso se agradece. Aparte, así será posible darse cuenta un poco más en detalle de lo magníficamente diseñado que está Mario Kart 8 a nivel audiovisual. Se trata del primer juego de la franquicia en alta definición, con una tasa de 60 frames por segundo que resulta indispensable para otorgarnos una gran sensación de velocidad. En el GamePad se ve también fluido, y la experiencia es estupenda, pero a nuestro parecer no tanto como en la pantalla del televisor, donde el juego luce en su máximo esplendor.
Artísticamente hablando destaca el diseño de circuitos, muy imaginativos, y más ahora que se ha podido experimentar gracias a la conducción antigravitatoria. Veremos el castillo de Peach boca abajo, los escenarios retorcerse y también cientos de detalles pertenecientes al universo Mario dentro de una distancia de dibujado esplendorosa. Las animaciones del fontanero y sus amigos al adelantar, lanzar objetos (o recibirlos) se han incrementado en número, así que el deleite visual está asegurado.
Puede que con el ruido de motores, sonido de ítems y otros efectos marca de la casa, la música acabe pasando desapercibida, pero a poco que afinemos el oido nos daremos cuenta de que es uno de los aspectos más sobresalientes del programa. Escucharemos melodías conocidas (como la clásica de la Senda Arco Iris u otra extraída de Super Mario Galaxy), pero lo que abundan son las nuevas composiciones, todas tratadas con un toque instrumental, y en ocasiones orquestado. Alegría y diversión manifestados en unos apartados gráficos y sonoro que nos siguen desde el primer semáforo en verde hasta la última bandera a cuadros.
VALORACIÓN
Mario Kart 8 nos propone las carreras más locas, divertidas y jugablemente variadas de cuantas hayamos visto en la serie. La incorporación de tramos antigravitacionales añade riqueza a un conjunto que hereda mecánicas del pasado integrándolas con otras nuevas, incluyendo objetos, personajes y trazados. Lo único que no le ha permitido alcanzar más velocidad al bólido de Nintendo es la ambición en modos de juego (que son los mismos de siempre) y un online que aunque avanza todavía teme a la palabra "innovación". En cualquier caso, un gran título para disfrutar en solitario o con amigos, imprescindible para todo usuario de Wii U.
Hobbyconsolas.com: 91/100
Nintendo Life – 9/10
IGN – 9/10
Eurogamer – 10/10
Digital Spy – 4/5
Polygon – 9/10
Nintendo Insider – 10/10
Gamespot – 8/10
CVG – 9/10
Shacknews – 8/10
Joystiq – 4.5/5
Videogamer – 9/10
Edge Magazine - 9/10
Gametrailers - 86/100
GamesRadar - 8/10
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