Neurología y psiquiatría
Hay ciertos desórdenes relacionados con el cerebro que pueden ser denominados como desórdenes que afectaran las decisiones personales: en el desorden obsesivo-compulsivo un paciente puede sentir una agobiante necesidad de hacer algo en contra de su propia voluntad. Los ejemplos incluyen lavarse las manos varias veces al día, reconociendo el deseo como su propio deseo, aunque parece estar en contra de su propia voluntad. En el síndrome de Tourette y otros parecidos, los sujetos se moverán involuntariamente, desarrollando tics y articulaciones. En el síndrome de la mano ajena, que es también llamado el síndrome del Dr. Strangelove, denominado así por la popular película, las extremidades del paciente harán actos significativos sin la intención del sujeto.
Desde que el hombre evoluciono, y desarrollo la capacidad de poder distinguir consiente mente su entorno y la facultad que nos permite resolver problemas, en breves palabras lo llamamos razonamiento, esta habilidad innata ha hecho que el hombre filosofe sobre su comportamiento de lo que es correcto o incorrecto pero esta habilidad de poder razonar es afectada por patologías afectado el comportamiento de los seres humanos, la ausencia de actividad cerebral medida por EEG puede causar trastornos mentales, como la depresión clínica, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el trastorno de estrés post-traumático pueden implicar patrones particulares del funcionamiento neuropsicológico en relación con diversos aspectos de la función mental y somática el comportamiento humano puede cambiar por factores ajenos como la demencia causada por multinfartos por lo tanto no existe el libre albedrío
Los estudios de genética han identificado muchos factores genéticos que afectan la personalidad del individuo, como en casos obvios como el Síndrome de Down, a efectos más sutiles como una predisposición estadística hacia la esquizofrenia.
Efectos de las drogas en el cerebro humano
Algunas drogas como la heroína tienen una estructura similar a la de ciertos mensajeros químicos llamados neurotransmisores, que el cerebro produce de manera natural. Esta semejanza permite a las drogas “engañar” a los receptores del cerebro y activar las células nerviosas para que envíen mensajes anormales. Muchas de las personas adictas a las drogas también reciben el diagnóstico de otros trastornos mentales y viceversa. Por ejemplo, en comparación con la población en general, los toxicómanos tienen el doble de probabilidad de sufrir trastornos en sus estados de ánimo o niveles de ansiedad, lo cual también puede suceder a la inversa los consumidores de dosis altas de marihuana pueden experimentar una psicosis aguda, que incluye alucinaciones, delirio y una pérdida del sentido de la identidad personal o autorreconocimiento afectándolos a la hora de tomar sus propias decisiones
La dopamina influye a la hora de tomar decisiones
Es un compuesto químico que se forma a partir de los aminoácidos tirosina y DOPA (dihidroxifenilalanina). Tiene gran importancia como transmisor nervioso en diferentes áreas del cerebro. Cuando se potencian los efectos de la dopamina se hace evidente cómo este componente químico del cerebro afecta a la toma de decisiones al influir sobre las expectativas de placer, según un estudio del 'Wellcome Trust Centre for Neuroimaging' del Colegio Universitario de Londres en Reino Unido que se publica en la revista 'Current Biology'.
Como toma decisiones el cerebro
Ademas que la investigación acerca del cerebro realizada en la Universidad Carnegie Mellon descubrió que las regiones cerebrales responsables de la toma de decisiones continúan activas incluso cuando el cerebro consciente está distraído en una tarea distinta. La Universidad de Santiago de Compostela (USC) han descubierto una zona del cerebro, la denominada corteza premotora, encargada de supervisar y analizar las consecuencias de las decisiones
El grupo de investigadores, formado por los docentes Carlos Acuña, José L. Pardo-Vázquez y Víctor Leborán, demostró que las neuronas de esta parte del cerebro realizan todas las operaciones necesarias que permiten tomar decisiones, evaluar su resultado y, por tanto, cambiar los criterios para ajustar la conducta.
“Muestra que las regiones importantes para la toma de decisiones permanecen activas incluso cuando el cerebro está ocupado en tareas poco relacionadas simultáneamente, tales como pensar en la solución de un problema matemático. Lo que es intrigante es que los participantes no estaban conscientes de que sus cerebros estaban aún trabajando en la solución del problema mientras realizaban otras actividades”.
Biología
Como los físicos y los biólogos han cuestionado el libre albedrío. Los estudios de genética han identificado muchos factores genéticos que afectan la personalidad del individuo, como en casos obvios como el Síndrome de Down, a efectos más sutiles como una predisposición estadística hacia la esquizofrenia grupo de trastornos mentales crónicos y graves, caracterizados por alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad.
En sociología y en la biología, describe la creencia de que el comportamiento humano es controlado por los genes de un individuo. El determinismo biológico, que incluye el determinismo genético, habría jugado un papel negativo en la explicación y creación de conceptos como la raza, el género y la sexualidad.
El determinismo biológico afirmaría que tanto las normas de conducta compartidas como las diferencias sociales y económicas que existen entre los grupos, básicamente diferencias de raza, de clase y de sexo, derivan de ciertas diferencias heredadas innatas, y que en este sentido, la sociedad constituye un reflejo fiel de la biología.
La evidencia de la influencia genética en los fenotipos se encuentra en las enfermedades hereditarias, causadas por mutaciones en genes aislados o por la duplicación de un cromosoma (ejemplos de lo último son el síndrome de Down y el síndrome de Klinefelter). Aunque la “diferencia” entre los fenotipos normales y enfermos es causada por mutaciones en genes aislados, el desarrollo de ambos involucra la interacción de numerosos factores genéticos y ambientales.
Álvaro Pascual-Leone
Un experimento relacionado, realizado después por el doctor Álvaro Pascual-Leone, se basaba en preguntar a los sujetos qué mano querían mover. Encontró que, estimulando diferentes hemisferios del cerebro usando campos magnéticos, era posible influenciar fuertemente en la escogencia de la mano. Normalmente la gente que opta por la mano derecha escogería mover dicha mano el 60% del tiempo, pero cuando el hemisferio derecho era estimulado, escogerían la mano izquierda en un 80% de las situaciones; el hemisferio derecho del cerebro es responsable del lado izquierdo del cuerpo, y viceversa. A pesar de la influencia externa en la toma de decisiones,los sujetos continuaban reportando que creían haber tomado la decisión libremente.
Estimulación magnética transcraneana
El equipo de Álvaro Pascual Leone trabaja con estimulación transcraneal magnética (TMS). Aplicando un campo magnético en la cabeza, se puede modificar temporalmente el estado de las neuronas del área que se encuentra debajo produciendo un cambio de comportamiento.
Lo que Libet encontró analizando los EEG de los participantes en su estudio original es que existe un cambio eléctrico en el cerebro –un voltaje negativo llamado el potencial de disponibilidad- que se activa 2 segundos antes de realizar el movimiento –pulsar el botón- mientras que la mayoría de los participantes reportan que “deciden conscientemente” realizar el movimiento 200 milisegundos antes de pulsar físicamente el botón. La conclusión que extrajo Libet de este estudio es que nuestro cerebro “decide” realizar el movimiento antes de que nosotros conscientemente lo hagamos, tal y como indica el potencial de disponibilidad.
Conversación entre Rabindranath Tagore y Albert Einstein
En una carta a Rabindranath Tagore, Albert Einstein hizo una afirmación que ha sido citada con frecuencia por los deterministas. Dijo que si la Luna fuese dotada de autoconciencia estaría perfectamente convencida de que su camino alrededor de la Tierra es fruto de una decisión libre. Y añadió que un ser superior dotado de una inteligencia perfecta se reiría de la ilusión de los hombres que creen que actúan de acuerdo a su libre albedrío. Aunque los humanos se resisten a ser vistos como un objeto impotente sumergido en las leyes universales de la causalidad, en realidad su cerebro funciona de la misma forma en que lo hace la naturaleza inorgánica.
En el verano de 1930 Einstein tuvo una reveladora discusión cara a cara con Tagore. El gran místico hindú se empeñaba en encontrar en el universo un espacio para la libertad, y creía que el azar a nivel infinitesimal, descubierto por los físicos, muestra que la existencia no está predeterminada. Seguramente se refería al principio de incertidumbre de Heisenberg, también llamado principio de indeterminación. Einstein sostenía que los científicos no pueden hacer de ninguna manera a un lado la causalidad; en los espacios diminutos el orden no es perceptible, mientras que en un plano macroscópico se puede entender cómo funciona el orden. Tagore interpretó esta situación como una dualidad contradictoria radicada en lo más profundo de la existencia: la que opone la libertad al orden del cosmos. El físico en cambio negaba la existencia de esta contradicción: aun los elementos más pequeños guardan un orden. Tagore insistía en que la existencia humana se renueva eternamente debido a que hay una armonía que se construye sobre la oposición entre el azar y la determinación. Einstein decía, en contraste, que todo lo que hacemos y vivimos está sometido a la causalidad, pero reconoció que es bueno que no podamos verla. Tagore, para probar su punto, puso el ejemplo del sistema musical en la India, donde el compositor crea una pieza pero permite una elasticidad que expresa la personalidad del intérprete, quien goza de cierta libertad en la interpretación.
Las diferencias entre Tagore y Einstein simbolizan dos grandes formas de abordar el problema de la libertad. El primero, como muchos religiosos, trató de aprovechar lo que parecía un resquicio abierto por los físicos para colar la idea de la indeterminación. A muchos les pareció que el principio de incertidumbre de alguna manera podía significar que los electrones gozaban de “libertad” y que se escapaban de la cadena causal.
La actitud de Einstein ha influido en quienes suponen que el libre albedrío, como una propiedad de la conciencia humana, es una mera ilusión. Por ello sostienen que el cerebro está cruzado por cadenas causales empíricamente comprobables en las que habría una conexión entre pensamientos y acciones. La idea de que la conciencia, actuando libremente, es la causa de las acciones sería en realidad una ilusión. El libre albedrío es visto, desde esta perspectiva, meramente como una sensación construida por el cerebro y no como una indicación directa de que el pensamiento consciente ha causado la acción, como lo ha formulado Daniel Wegner, de la Universidad de Harvard. Según este psicólogo la gente cree equivocadamente que la experiencia de tener una voluntad es en realidad un mecanismo causal. Quienes creen que existe el libre albedrío se equivocan de la misma manera en que erraban los que pensaban que el Sol daba vueltas alrededor de la Tierra. La gente creía en el sistema ptolemaico, dice Wegner, en parte por la influencia de las concepciones religiosas que colocaban a la Tierra en el centro del universo creado por Dios. La creencia en la voluntad consciente como un agente causal es un error similar (The illusion of conscious will, 2002).
Yo creo que esta es una concepción equivocada. La libertad no se puede entender si la conciencia es encerrada en el cerebro. Cuando muchos neurocientíficos se empecinan en rechazar esta idea, condenan sus investigaciones y reflexiones a quedar cautivas de un círculo vicioso, en el cual el libre albedrío no es más que una ilusión creada por el cerebro, un mero epifenómeno acaso necesario pero carente de poder causal. Esta idea nos deja sin una explicación del libre albedrío, que entonces puede ser solo visto como una expresión política dotada de una enorme aura filosófica y literaria, pero que no sería más que un eslabón en una cadena determinista alojada en el cerebro de los humanos. Si, en contraste, ampliamos nuestra perspectiva y entendemos a la conciencia como un conjunto de redes cerebrales y exocerebrales podemos descubrir facetas y procesos que una visión estrecha es incapaz de entender. Es la propuesta que hice en mi libro Antropología del cerebro (2006). Me parece que la libertad solo puede ser entendida si la ubicamos como un proceso que ocurre simultáneamente dentro del cerebro y en las redes culturales que nos rodean. La libertad es un fenómeno propio de la conciencia.
“The Grand Design” de Stephen Hawking:
Hawking recorre la historia del conocimiento científico sobre qué es la realidad, empezando por los vinkingos, pasando por los griegos, los cristianos, Kepler, Galileo, Descartes, Newton y Laplace. ¿Existe el libre albedrío? ¿Determinan las leyes que rigen el universo nuestro comportamiento? Nuestras neuronas generan actividades electroquímicas en el cerebro y se envía una señal eléctrica a lo largo de nuestro sistema nervioso. Algunos músculos de nuestro brazo se contraen y otros se flexionan. Las articulaciones de nuestra mano comienzan a moverse de una forma particular para acoplarse a la forma de la perilla; hacemos contacto con ella y la giramos. Empujamos la puerta y se abre. Nos queda la impresión de que todo esto fue el producto de una acción libre de nuestra parte, pero todas las partes de ese proceso están gobernadas por leyes naturales; desde la “intención” de abrir la puerta hasta el movimiento corporal necesario para ejecutarlo.
Con los apresurados avances tecnológicos de las últimas décadas, ahora es posible observar detalladamente el cerebro humano en el momento exacto en el que surge un pensamiento, en el que tenemos un sentimiento, en el que nos invade un deseo o en el que tomamos una decisión. El neurocientífico Benjamin Libet—pionero en las investigaciones científicas sobre la consciencia humana—realizó una serie de experimentos en la década de los años 70 que demostraron que las decisiones son producto de actividad cerebral inconsciente que luego pasa a nuestra consciencia y que interpretamos como una decisión libre. Es decir: cuando “decidimos” ordenar un helado de limón en lugar de uno de mandarina, la decisión está tomada en nuestro inconsciente varios segundos antes de que “sintamos” que tomamos tal decisión. A su vez, tal decisión está determinada por sucesos externos ajenos a nuestro control.
Aunque creemos que podemos elegir lo que hacemos, nuestra comprensión de las bases moleculares de la biología muestra que los procesos biológicos se rigen por las leyes de la física y la química, y por lo tanto están tan determinados como las órbitas de los planetas. Experimentos recientes en neurociencia apoyan el enfoque de que es nuestro cerebro físico, siguiendo las leyes conocidas de la ciencia, lo que determina nuestras acciones, y no un organismo que existe fuera de esas leyes. Por ejemplo, en un estudio de pacientes sometidos a cirugía del cerebro despierto se descubrió que a través de la estimulación eléctrica de las regiones apropiadas del cerebro, se podría crear en el paciente el deseo de mover los brazos, las manos o los pies, o mover los labios y hablar. Es difícil imaginar cómo el libre albedrío puede operar si nuestra conducta está determinada por leyes físicas, por lo que parece que no somos más que máquinas biológicas y que el libre albedrío es sólo una ilusión..
Si bien reconocemos que el comportamiento humano está en efecto determinado por las leyes de la naturaleza, también parece razonable concluir que el resultado está determinado de una manera tan complicada y con tantas variables, que se hace imposible de predecir en la práctica. Para ello sería necesario un conocimiento del estado inicial de cada una de las miles de trillones de trillones de moléculas en el cuerpo humano y resolver un número similar de ecuaciones. Eso tomaría algunos billones de años, lo que sería un poco tarde para esquivar a la persona enfrentada cuando nos dirigió un golpe.
contamos con evidencias robustas para creer con bastante certeza que este es precisamente el caso. El aceptar que el libre albedrío es únicamente una ilusión
Fuentes
http://ift.tt/1olwNu4
http://ift.tt/1wRN7Zm
http://ift.tt/1apOuCV
http://ift.tt/1wRN9QZ
http://ift.tt/1olwNu4
via Taringa.net - �ltimos posts http://ift.tt/1n2MGpT
No hay comentarios:
Publicar un comentario