Hace mucho no escribo. Aun convaleciente de mi última cirugía, aquí estoy nuevamente. Eso parece. Confieso que el gran esfuerzo está en cada comienzo. Me cuesta horrores comenzar a escribir. Los prólogos y las introducciones son estratégicos desde lo literario, desde lo humano también. Quizás por ello, "los que pueden", prefieren que los inicios queden en manos de terceros u otros escritores, algo mas propio digamos. Yo no puedo, y desconozco si quiero.
Pensando en el tema de fondo, imaginé ¿cuál sería el efecto en vosotros, si empezara afirmando que todo lo que dije y diré es mentira?. ¿Cuál es la valoración de la mentira en el sentido de la verdad cuando uno manifiesta cabal responsabilidad sobre las propias limitaciones?. ¿Es acaso, mas detestable el sincericidio, que el éxito del gran y eterno simulador?. Pues en todo caso, soy un gran simulador con ganas de confesar sus mentiras, de tal manera que la verdad no sea una molestia. ¿Cuál es la conciencia del hombre "normal" respecto de si mismo en su vinculación con la realidad, si toda explicación sobre nosotros mismos se resume en algunos clichés?. Hoy la evidencia, se toma vacaciones.
Según algunas encuestas, tan creíbles como nuestra voluntad de creer; la "corrupción" ocupa el último puesto en una predeterminada escala de preocupaciones políticas en la sociedad argentina. Es decir, que a la hora de votar, el argentino promedio antepone muchas exigencias y reivindicaciones de cambios, excluyendo cualquier tipo de componenda moral, ética y espiritual. Definitivamente, la corrupción no nos importa demasiado.
Hoy está como tema de actualidad, la difusión periodística de Hotesur, empresa de la familia Kirchner, quién no ha presentado sus balances (entre otras cosas), llegando "al siquiera": de que su domicilio declarado sea "real". Sin entrar en temas "complejos", como el intentar saber cómo los Kirchner amasaron su tremebunda fortuna, cuando el grueso de su carrera laboral transitó por la administración pública (contra toda matemática posible), porque sería una pérdida de tiempo y una infausta profanación de la anti-imaginación; solo preguntaré ¿Qué ser se pregunta realmente por el "ser?.
Nietzsche en varios enunciados, sobre todo, en su comprimido texto "Sobre Verdad y Mentira", bosquejado bajo una impronta extramoral (que vió la luz, como póstumo en 1903), va aclarando que la fuente original del lenguaje y del conocimiento no está en la lógica sino en la imaginación. En la capacidad radical e innovadora que tiene la mente humana de crear metáforas, enigmas, símbologías y modelos. El mundo de la ciencia se construyó sobre las arenas movedizas de ese origen. Quizás deberíamos asumir esto como una paradoja mas, pero no lo es.
LA MENTIRA Y LA VERDAD, MANCOMUNADOS POR EL DOGMA
Desde hace algunos años, mediante la manipulación de los datos estadísticos de Indec, nuestra sociedad, sin darse cuenta, ingresó a una nueva Edad de Apología de lo Invisible. Donde unos y otros debatían sin debatir, las magnitudes de lo invisible.
Que somos seres esencialmente "visuales" no es ninguna novedad. De todos los sentidos, nuestra mente prefiere el visual. Ver para creer. Y aunque internet se halla encargado sin éxito, de llevar a cada rincón del planeta, la teoría del conocimiento, poco parece haber aportado. Los ignorantes, no claudicaremos en nuestra lucha por preservar nuestra condición.
Probado está, la enorme precariedad de nuestros sentidos, pero en especial el que nace de nuestros ojos. La magia, nos hace creer cosas inexistentes justamente gracias a esa imperfección que poseemos de fábrica. Engañar los sentidos, especialmente en el hoy, es cosa de niños. ¿Qué es lo que vemos detrás de cada palabra de nuestra presidente, de un dirigente opositor o de un artículo periodístico? Entonces, ¿por qué seguimos insistiendo en galimatias como "ver para creer"?.
Nosotros nos preguntábamos hace un rato ¿dónde colocar la verdad?, ¿qué es la verdad? y con magna brillantez Nietzsche ha contestado:
"¿Qué es entonces la verdad? (...) Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes. Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal."
Con razón podemos constatar que hay mucho Kant en la epistemología de Nietzsche. Si llevamos esta teoría suya del conocimiento a la descripción de una ley de la naturaleza, él mismo se pregunta y él mismo se contesta en el pequeño libro que escribe: "¿Qué es en suma para nosotros una ley de la naturaleza?" E igual que un discípulo de Kant con su lección de la "Crítica de la razón pura" bien aprendida, nos contesta:
"No nos es conocida en sí, sino sólo por sus efectos. Y sus relaciones nos resultan completamente incomprensibles en su esencia. En realidad sólo conocemos de ellas lo que nosotros aportamos: el espacio y el tiempo, por tanto las relaciones de sucesión y los números."
Así, Nietzsche se refiere expresamente a la metafísica trascendental que él había vituperado cien veces en sus obras, para acabar indicando que:
"(sic)...como la araña teje su tela, así estamos obligados a concebir todas las cosas sólo bajos esas formas.» Y así, «toda la regularidad de las órbitas de los astros y de los procesos químicos, regularidad que tanto respeto nos infunde, coincide en el fondo con aquellas propiedades que nosotros introducimos en las cosas, de modo que, con esto, nos infundimos respeto a nosotros mismos."
SER y NO SER EN LA NADA
Una vez, alguien me dijo: "el estudio formal de la filosofía en profundidad, destruye la filosofía". Hoy entiendo esas palabras. Estudiar y memorizar la filosofía, se convierte en algún punto en una teoría mas del conocimiento que se comprueba a si mismo, como una ontología holística y sigilosamente estocástica, como aquella epifanía del método que tanto embelesaba a Apolo, y sus heréticas virtudes fenomenológicas. El pecado de buscar la verdad, con solo método y razón, sabe a dogma, extraña religión.
¿Por qué no explicar los sentimientos con música, mis pensamientos con silencio, y mis miedos con mas miedos?. Pero solo la filosofía puede curar a la filosofía, y eso, siendo antojadizo, parece cierto. Hay algo superior a la filosofía, pues existe por fuera de la razón, por fuera de la voluntad de ser conciencia humana y aunque ser en cuanto desconcierto dado por incierto, vayamos por él.
El sempiterno "Ser" como atributo filosófico heredado de los griegos, a quien temerariamente se le adjudica la potestad de una entidad capaz de definirse a sí misma frente a un espejo imperfecto, ergo la conciencia del existir "en si mismo" con un precepto líquido, de también ser "para si" sin importar el espacio que nos pongan por delante; es uno de los puntos de apoyo de la filosofía, un pilar, quizás, del que se tienen mayor cantidad de copias y esfuerzos.
Ser es el más general de los términos. Con la palabra "Ser" se intenta abarcar el ámbito de lo supuestamente real en el sentido ontológico general, esto es, la realidad por antonomasia, en su sentido más amplio: "realidad radical o absoluta". El Ser es, por tanto, un trascendental y universal, aquello que trasciende y rebasa todos los límites del ente sin ser él mismo un ente, es decir, sin que ningún ente, por muy amplio que sea y se presente, lo agote. Dicho de otro modo: el Ser desborda y supera dialécticamente el mundo de las formas, el mundus asdpectabilis, trasladándose en otro contexto, "más allá del horizonte de las focas", más allá de toda la "morfología cósmica"....SEGUIR LEYENDO EN http://ift.tt/1Homz6l
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