El copiloto del avión siniestrado en los Alpes franceses, Andreas Lubitz, que presuntamente estrelló el aparato de forma deliberada, estaba siendo tratado por un posible desprendimiento de retina que le hacía temer el fin de su carrera como piloto, publica hoy el diario "Bild" en su edición dominical.
A ello se suma, según el rotativo, que la pareja del copiloto estaba supuestamente embarazada.
La mujer, profesora de inglés y matemáticas en una escuela en el estado federado de Renania del Norte-Wesfalia, dijo hace unas semanas a sus alumnos, según el periódico, que estaba esperando un niño.
Según el semanario "Der Spiegel", la pareja, que al parecer se conoció cuando Lubitz tenía 18 años y poco después comenzó a salir, tenía previsto incluso casarse.
La mujer, que conoció a Lubitz cuando los dos trabajaban en un restaurante de la cadena Burger King en la ciudad de Montabaur, se encontraba viajando al lugar de la tragedia, cuando se enteró de que su pareja era presuntamente el culpable de la catástrofe.
Además de sufrir un trastorno psicosomático, como parecen indicar los documentos médicos y los medicamentos hallados en el registro de su vivienda y la de sus padres, Lubitz padecía también problemas físicos, en concreto de visión, asegura el rotativo.
Según el "Bild", el copiloto estaba en tratamiento por un desprendimiento de retina y temía por su vista, aunque se desconoce si el origen era orgánico o psicosomático.
En todo caso, este problema ponía en duda su capacidad para pilotar un avión, y probablemente en el próximo control médico de junio su empleador le habría prohibido volar en la cabina, afirma el diario.
La Fiscalía de Düsseldorf informaba el viernes del hallazgo durante el registro de la vivienda del copiloto y de la de sus padres de varios documentos que arrojan luz sobre la situación personal del copiloto, entre ellas "bajas médicas, actuales e incluso vigente para el día de los hechos, hechas pedazos".
Los agentes encontraron además en su vivienda de Düsseldorf recetas de psicofármacos para tratar trastornos bipolares, así como gran cantidad de somníferos.
Pero peor aún, agrega el diario, es que los policías encontraron también psicofármacos sin abrir, lo cual apunta a que Lubitz pudo haber dejado de medicarse, algo que los investigadores esperan poder determinar a partir del análisis de los restos del copiloto, hallados ayer en el lugar de la tragedia.
via Internacional, El Siglo de Torreón http://ift.tt/1ERgvQl
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