Componentes intercambiables para ajustar el terminal a las necesidades del usuario.
Algunos usuarios del iPhone 6 Plus se han quejado de que este teléfono se dobla al llevarlo en el pantalón, hecho que sucede debido a su reducido grosor. Pero la moda de realizar teléfonos extraplanos no solo es cosa de Apple. Muchos fabricantes siguen esta corriente estética, y lo hacen, supuestamente, porque muchos usuarios demandan dispositivos con ese diseño. De hecho, hace unas semanas se presentó el Kazam Tornado 348, considerado el móvil más delgado del mercado.
Sin embargo, hay muchas otras personas a las que no les importaría usar un teléfono más grueso si así disponen de una batería de más capacidad o una cámara que capte mejores imágenes. El problema es que los terminales existentes en el mercado, a pesar de ser muy variados, no pueden personalizarse al gusto de cada persona.
Por eso Google está impulsando la creación de móviles modulares con componentes de quita y pon a través del Proyecto Ara. A partir de una placa básica, estos móviles permitirán que cada persona diseñe a medida su terminal. De esa forma se podrán escoger baterías de mayor o menor capacidad, procesadores más o menos potentes y cámaras con diferentes prestaciones. Además estas piezas podrán sustituirse si dejan de funcionar: no hará falta cambiar de teléfono con tanta frecuencia.
El funcionamiento del primer prototipo de uno de estos móviles puede verse en un vídeo colgado recientemente en Internet. Ha sido diseñado por la empresa Phonebloks y se mostrará en las conferencias para desarrolladores del Proyecto Ara, que tendrán lugar en enero de 2015 en San Francisco y Singapur. Allí quizá se anuncie cuándo aparecerá el primero de estos teléfonos en el mercado. Algunos expertos han visto en el Proyecto Ara una transformación del concepto de móvil, no tanto porque vayamos a tener un terminal personalizado pieza a pieza, sino porque este se convertirá en un centro de operaciones al que se conectarán diversos dispositivos pensados para añadir funciones a los teléfonos. Javier Agüera, cofundador de Geeksphone, cita como ejemplos, entre otros, el monitor de pulsaciones AliveCor o la cámara térmica FLIR.
Antes que el de Google existieron otros proyectos de teléfonos modulares. El más claro y ambicioso fue el de la empresa israelí Modu. Pese a tener un diseño interesante y tecnología avanzada, la experiencia de uso acabó con el proyecto. Este es probablemente el mayor reto, junto al estético, de la tecnología modular. En cualquier caso, son ya varios los accesorios que pueden ampliar las capacidades de nuestros teléfonos. Entre los más populares están las fundas con batería integrada. Estas aumentan el grosor del móvil, pero permiten superar el día de autonomía al que nos tienen acostumbrados los actuales dispositivos. También se comercializan fundas que incorporan un teclado físico, como el que equipan algunos móviles Blackberry. Incluso hay planes para lanzar carcasas con cámaras fotográficas avanzadas para teléfonos como el iPhone. Pero ninguno de estos productos ha llegado aún al mercado.
Sobre el papel que desempeñan actualmente esta clase de productos complementarios, el cofundador de Geeksphone Javier Agüera cree que son elementos sujetos a modas y funcionalidad: “Accesorios como cámaras externas ya existían cuando salieron los primeros Nokia a color. Yo creo que se trata de añadir funcionalidad y crear valor cuando es necesario. Cuando un periférico sea interesante para un nicho suficientemente grande de la población, dejará de ser un periférico y se integrará en el producto principal, siempre y cuando tenga sentido. Aquellos módulos que tengan un uso más específico o puntual en el tiempo permanecerán como accesorios o componentes externos”.
Aún no está claro si el Proyecto Ara terminará materializándose en algo más que en un prototipo de móvil. Tampoco si llegará a corto o medio plazo al mercado. Con frecuencia, Google presenta proyectos que tardan en ver la luz o que nunca terminan comercializándose. Como prueba, las Google Glass, que a pesar del tiempo transcurrido desde su presentación aún no están a la venta. Pero no sería de extrañar que el gigante de las búsquedas logre cambiar de nuevo la forma en la que usamos el teléfono. Ya lo hizo cuando lanzó el sistema operativo Android y volvió a hacerlo con los Google Nexus y algunos teléfonos con la marca Motorola. Unos dispositivos que, debido a su bajo precio, lograron que otros fabricantes se viesen forzados a aumentar la potencia de sus productos más económicos.
Combatir la obsolescencia programada
Aunque es pronto para saber si un móvil modular acabará teniendo aceptación (dependerá de su precio y de la variedad de componentes que se fabriquen), un dispositivo de esta clase podría cambiar incluso el rumbo del mercado de la electrónica. Cada vez son más los productos con configuraciones cerradas, lo que acorta su vida útil. Hasta hace poco la mayoría de los ordenadores permitían aumentar su memoria o cambiar su disco duro, pero hoy esto cada vez es más difícil, circunstancia que tiene mucho que ver con el fenómeno de la obsolescencia programada. Por eso no es de extrañar que sea precisamente una empresa cuya actividad principal no es la venta de hardware la que esté impulsando este cambio.
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