La franja de Gaza, antaño un gran exportador de cítricos a Europa y otros países, se ve ahora obligada a importarlos desde Israel y Egipto, después de que cerca del 90 por ciento de sus naranjos y limoneros hayan sido destruidos.
"Los cítricos solían ser la principal fuente de ingresos de Gaza, pero puedo asegurar que ahora están al borde de la extinción", dijo a Efe Khalil, vendedor de cítricos, al recordar la época de oro del sector.
Con una producción de 280.000 toneladas en los años ochenta, la producción ha sucumbido debido a que el Ejército israelí ha arrasado una gran parte de los terrenos empleados para este cultivo en sus numerosas ofensivas en la zona, particularmente desde 2007.
Hace treinta años, explicó a Efe el encargado del Comité de Acción Agrícola del Sindicato Palestino, Saed al-Din Zeyada, había un total de 7.200 hectáreas con todo tipo de cítricos, y los palestinos exportaban a países europeos y del mundo árabe.
"Desde entonces la producción ha decaído constantemente y ahora se producen entre 15.000 y 20.000 toneladas", asegura.
Se trata de una cantidad que no sirve ni para abastecer las necesidades del mercado local, que debe servir a una población de 1,6 millones, el triple que en 1980.
En una medida que encarece el producto considerablemente, los principales comerciantes se ven obligados a importar desde Israel y Egipto.
Uno de ellos, Nizar Ramadán, expresó a Efe su "tristeza" por tener que importar limones, naranjas y pomelos debido a una escasez que nunca existió, y que viene originada por el declive del que fuera uno de los sectores más pujantes de la superpoblada franja palestina.
Campos enteros, aseguran los agricultores, fueron arrasados por las excavadoras militares israelíes desde que el movimiento islamista Hamás se hiciese con el poder en Gaza en 2007 en un alzamiento armado contra el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás.
Israel sostiene que los cultivos en las zonas fronterizas sirven a milicianos armados para esconderse y atacar.
De acuerdo a las estadísticas del Ministerio palestino de Agricultura, Israel ha arrancado 3,36 millones de árboles en Gaza y destruido más de 7.000 hectáreas de tierras de cultivo desde el comienzo de la Segunda Intifada en 2000, sobre todo en zonas que rodeaban los asentamientos evacuados unilateralmente en 2005 y en el área fronteriza.
Abdul Karim Wahdan, de 57 años, es propietario de 3,6 hectáreas de terrenos en el norte de la franja, una de las más castigadas por las ofensivas israelíes.
Hasta 2002 cultivaba todo tipo de cítricos pero en medio de la Intifada el Ejército le arrancó todos los árboles.
"Los heredé de mi padre y él de su abuelo (...) Después de que el Ejército los arrancara en tres ocasiones ya no hay producción", se lamenta al ver sus devastadas tierras.
Muchos agricultores y funcionarios palestinos atribuyen la destrucción de los árboles frutales y las limitaciones impuestas al cultivo en general por Israel a que la calidad de los productos de Gaza es superior a la de los israelíes, con los que competían en los mercados europeos hasta 2007, cuando selló la frontera y las exportaciones se interrumpieron.
Los palestinos conocen popularmente la producción de cítricos de la franja como el "oro amarillo", porque su calidad no tenía parangón y hasta hace sólo 30 años se exportaba en un 95 por ciento.
"Era para nosotros como el petróleo en los países del Golfo", apunta Khalil.
Para paliar la crisis del sector, el gobierno de Hamás está fomentando la plantación de miles de pequeños árboles de cítricos en las áreas evacuadas por Israel en 2005.
"El gobierno ha dividido la tierra (de los asentamientos) en dos zonas agrícolas. La primera fue plantada con cítricos y otros tipos de fruta, y la segunda ha sido arrendada a agricultores locales para alentarles a cultivar lo que la población necesite", explicó a Efe Abdul Qader el Astal, a cargo del Departamento de Reconstrucción de la zona en la que hasta hace siete años estaban los asentamientos.
Se trata de alrededor de un tercio de la superficie total de 360 kilómetros que tiene la franja, y con la que Hamás aspira a resolver la escasez de cítricos y verduras en cuatro años.
El Astal señala que el gobierno de Hamás "trabaja duro para desafiar el bloqueo israelí y garantizar las necesidades básicas de la población".
Una promesa no muy fiable para Wahdán, que tiene sus tierras en el norte y que, tras haberlas replantado, "siempre teme que las excavadores militares israelíes las arrasen otra vez por su proximidad a la frontera".
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