Por eso, en su casa tiene un perro, un gato, un loro,
dos canarios, una tortuga y también una
hermosa gallina llamada Rosaura.
Un mes antes del cumpleaños de Rosaura,
la señora Amelia le preguntó:
- ¿Gallinita, qué regalo te gustaría?
Rosaura respondió sin vacilar:
- Yo quiero una bicicleta.
La señora Amelia se sorprendió mucho:
Pero eso es imposible! ¿Quién ha visto
una gallina montada en una bicicleta?
- Justamente - Contesto Rosaura.
- Yo seré la primera.
La senora Amelia quería que Rosaura
se sintiera feliz y pensó:
- "Voy a comprarle su bicicleta"
A la manana siguiente, después de tomar el desayuno
y dar de comer a todos los animales, les dijo:
- Pórtense bien que yo tengo que ir a la ciudad
y no regresaré hasta la noche.
Y tomó el autobús rumbo a la ciudad.
Allí recorrió todas las tiendas de bicicletas
y en cada una le respondían:
"¿Qué?"
"¿Una bicicleta para gallinas? No, señora"
"De ninguna manera. Eso no existe"
"A ver el catalogo. No, señora, no se fabrican
bicicletas para gallinas"
Cansada y triste, la señora Amelia llegó a su casa.
- "Que mal se va a poner Rosaura si le digo que
no existen bicicletas para gallinas"
Los días pasaban y la señora Amelia pensaba y pensaba,
cada vez mas preocupada.
Un día llegó al pueblo un hombre raro
cantando y gritando:
- Reparo relojes y cajas de música.
Remiendo maracas y tinajeros,
afilo machetes y cuchillos,
hago patines para los perros
y anteojos para los gatos.
-Ese senor puede ayudarme -dijo la señora Amelia-
Y lo llamó inmediatamente.
-¿En que puedo servirle, senora? -pregunto el hombre-
¿Desea usted una cucharita cantarina, un calendario lunar,
una mecedora de chocolate...
- No, -interrumpió la señora Amelia- yo quisiera...
una bicicleta para mi gallina.
-Mmm... Mmmmmm -murmuró el hombre- Una bicicleta para
una gallina es algo serio. Hay que hacerla a la medida.
Tengo que saber el alto de sus patas y el largo de sus alas.
Después de hacer complicados cálculos,
el hombre prometió regresar el lunes siguiente
con el pedido.
La semana fue larga para la señora Amelia.
Por fin, el lunes tocaron a la puerta:
La señora Amelia se asomó:
- Qué maravilla!
Hizo un enorme paquete con una cinta roja,
y el día del cumpleaños de Rosaura...
Para darle las gracias a la senora Amelia,
todas las mananas Rosaura va en su bicicleta
a comprar la leche y el pan a la bodega.
Si algún día te acercas por este pueblo,
seguramente la verás en su bicicleta.
Pero, ten cuidado, porque ya no tiene frenos!
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