Es una bomba de tiempo. Sólo resta saber cuándo explotará. Y al mechero, parece, le queda poca soga. Inmerso en una crisis, Teo Gutiérrez ventiló su malestar porque no se siente cómodo jugando así en este River. No queda claro si la crítica salió apuntada hacia algunos compañeros o fue por elevación para Ramón Díaz, por el sistema de juego. "En Racing me llegaba la pelota más fácil". Así suelta, la comparación desprende, de todos modos, una primera conclusión que no se puede pasar por alto: Teo no se siente responsable por la falta de gol de River.
El colombiano marcó sólo dos goles en once partidos. Salta a la vista que la falta de efectividad no es excluyentemente culpa suya: River despidió el mes de octubre sin haber convertido siquiera una vez. El equipo tiene ocho goles en trece partidos, siete de los cuales terminó sin marcar goles. Sin embargo, en jugadas puntuales se refleja la angustia futbolística. El colombiano, que venía de errar un penal por el torneo Inicial, se perdió un gol increíble por la Copa Sudamericana ante Lanús. Su nivel individual no escapa de la pobreza colectiva. Cuando la pelota le llegó, tampoco supo definir.
"River se aferra a la Copa Sudamericana para salvar el año y disimular problemas internos"
Teófilo tiene una calidad notable para jugar en este fútbol argentino. Carga con un pasado tormentoso y se lo puede distinguir por reacciones a veces incomprensibles. El club de Núñez pagó una cifra récord por él y Alfio Basile lo definió como un hombre "bipolar" que se transforma cuando entra a la cancha. Teo tiene en su haber varias expulsiones infantiles en Racing por actitudes de un adolescente del fútbol amateur. Su "obra maestra", sin embargo, la hizo puertas adentro la tarde en la que sacó un arma en el vestuario para amedrentar a sus compañeros en Avellaneda. Allí dejó en claro que no le teme al ridículo ni a las sanciones disciplinarias. Aquella vez se fue del estadio solo en un taxi.
Con su declaración, Teo dejó caer un malestar que lo desborda. Disparó la alerta. Fue un aviso de disconformidad que el club no debe pasar por alto. Sus antecedentes obligan a prever posibles reacciones. Ramón Díaz lo elogió antes de su llegada y depositó en él una esperanza inconmensurable. El riojano no dudaba de su calidad. Tampoco de su temperamento. Decía Ramón: "Si nos fijamos en el antecedente de cada uno de nosotros, siempre algún error cometimos. El ha cambiado muchísimo".
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