domingo, 29 de septiembre de 2013

Católicos de Verdad... (10 puntos)

Una cosa es cierta... todos moriremos, pero cuándo, cómo y dónde nadie lo sabe.

Lo más glorioso para un verdadero cristiano es imitar a Cristo en todo y dar testimonio de Él en todo momento, e incluso en los momentos más dificiles... será que algunos consiguen dar este testimonio inclusive en el momento de la muerte... SI, y estos son los martires. Los martires son los que dan testimonio de Cristo con su propia vida.

Unos pensaran que siendo este un momento tan "tragico de la vida" la cara debe ser de terror o de desesperación. ¡Desesperación nunca para aquellos que esperan en Cristo!

Les muestro algunas fotos de hombres verdaderamente Catolicos en fase a su muerte



Beato Martín Martínez Pascual.


Católicos de Verdad...

foto tomada en el momento del fusilamiento


Nació en Valdealgorfa, provincia de Teruel y diócesis de Zaragoza, el 11 de noviembre de 1910.


El 26 de julio de 1936, avisado de que lo buscaban para matarlo, durante la Guerra civil española, se escondió en casa de algunas familias amigas. Más tarde huyó a una finca a tres kilómetros del pueblo y se ocultó en una cueva.


El 18 de agosto por la mañana detuvieron a todos los sacerdotes que había en Valdealgorfa. Al no encontrar a Martín, encarcelaron a su padre. Inmediatamente, la familia envió recado a D. Martín para que escapara. Pero éste, en cuanto se enteró, echó a correr a toda prisa hacia el pueblo para presentarse al Comité. Un miliciano muy amigo le salió al paso, rogándole que huyera; pero Martín le dijo que no podía consentir que su padre padeciera por él y que quería correr la misma suerte que los demás sacerdotes. Ya ante el Comité, este miliciano todavía quiso salvar a Martín, diciendo que se trataba de un joven estudiante. Pero él confesó que era sacerdote y dio a su amigo un abrazo para que lo transmitiera a su familia. “Yo quiero morir mártir con mis compañeros”, decía.


Sólo estuvo unos minutos apresado. Inmediatamente lo llevaron a pie hasta la plaza del pueblo, donde lo subieron con otros cinco sacerdotes y nueve seglares a un camión camino del cementerio. Antes de llegar, en el camino, los mataron. Los colocaron de espaldas; pero Martín quiso morir de frente, como lo vemos en la foto. Antes de disparar, les preguntaron si deseaban alguna cosa. Martín respondió: “Yo no quiero sino daros mi bendición para que Dios no os tome en cuenta la locura que vais a cometer”. Y después de bendecirles añadió: “Y ahora que me dejéis gritar con todas mis fuerzas: ¡Viva Cristo Rey!”.


Muerte

foto de soldados después de un fusilamiento


Padre Miguel Agustín Pro


Catolicos

Santos


Entre los mártires de la Cristiada (en Mexico), uno de los más famosos es el sacerdote jesuita Miguel Agustín Pro Juárez, ejecutado en 1927 por la mafia anticatólica de Plutarco Elias Calles. En cuanto a fama y resonancia, sólo puede comparársele Anacleto González Flores, el glorioso líder cristero asesinado en Jalisco.


Martirio

Uno de tantos sacerdotes fusilados: el P. Francisco Vera


catolico

otro martir Cristero


martires


Final Pelicula Dialogo de las Carmelitas, es verdaderamente un clasico basado la verdadera historia de unas religiosas de Clausura martirisadas en la Revolución Francesa



Adoratrices detenidas por milicianos


En julio de 1936 milicianos republicanos ametrallaron la Casa General de las Adoratrices en la calle Princesa, así que las residentes se vieron obligadas a abandonarla y buscar refugio con familiares y amigos. Sin embargo, no todas las Hermanas pudieron hacer eso, bien debido a su estado de postración o por ausencia de parientes.


Para alojarlas, la Superiora General, Rvda. Madre Diosdada Andía, alquiló, aproximadamente a primeros de agosto de 1936, el cuarto piso del nº 15 de la calle Costanilla de los Ángeles en el centro de Madrid, y las puso bajo el cargo directo de la secretaria general de la Congregación, Rvda. Madre Manuela Arriola Uranga.

vida facil

Católicos de Verdad...


La Madre Manuela podría haber sido salvada de la matanza pero rehusó abandonar a las otras Religiosas: “Si muriese como mártir, ¿no sería mi deber?”. entre los objetos que llevaba encima al ser fusilada aparece, como relata su ficha, “una cajita de reloj vacía”, porque poco antes de morir había ido dando, con disimulo, la comunión a las Hermanas.

En aquellos terribles días Madre Manuela animaba a su comunidad diciéndoles: “Hermanas no se preocupen, esto será motivo de felicidad para nosotras. Con la confianza puesta en Dios, seguiremos adelante”, o “Señor confío que no nos darás más de lo que podamos sufrir”. “Ojalá fuéramos dignas del martirio”.






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