domingo, 21 de julio de 2013

La amenaza para el oro es una desconocida (0 puntos)



¿Cuál es la mayor amenaza a largo plazo para el precio del oro? Se podría argumentar que es la subida de los tipos de interés, que aumentarán el coste de la tenencia de cualquier activo que no obtenga tanto rendimiento. O la deflación (si los precios empiezan a bajar, el papel moneda parecerá mucho más valioso). O se podría defender que es el dólar renaciente.

A medida que la moneda americana se consolida (y parece probable dado su rendimiento relativo frente al resto del mundo), el oro valdrá menos como alternativa. A corto plazo, estos factores tendrán sus consecuencias e incluso podrían explicar la tremenda caída del precio del oro en los tres últimos meses pero a medio y largo plazo (y el oro no es otra cosa que una inversión a largo plazo) la amenaza principal es el ascenso de las monedas digitales alternativas, como el bitcoin.


Como rival del papel moneda, el oro ha tenido el mercado para él solo. Ahora tendrá competencia y eso sabemos que siempre baja el precio de cualquier producto. El oro lleva montado en una montaña rusa tres años, incluso según su propio estándar volátil. Allá en 2011, llegó a casi los 2.000 dólares la onza cuando parecía que la moneda única europea corría peligro de colapso inminente. Desde entonces, ha vuelto a caer hasta los 1.200 o 1.300 dólares. En los últimos meses, ha sufrido caídas dramáticas de un día para otro, suficientes como para incluir al metal en territorio bajista.



Dinero virtual


Todo ha sido resultado de factores a corto plazo. La crisis del euro se suaviza. Los bancos centrales parecen dispuestos a cortar el suministro de papel moneda. El dólar se hace más fuerte y la inflación da pocos signos de emerger en ninguna parte. Cuando los inversores se dan cuenta de que la economía global regresa a la normalidad, quieren tener menos oro y eso es lo que ha bajado su precio.


No tendría la mayor importancia (los precios siempre suben y bajan) si en un segundo plano las monedas virtuales no estuviesen subiendo sin parar. Es cierto que al bitcoin le queda mucho camino para establecerse como una moneda seria. El dinero digital está aún en mantillas; es un activo salvaje y desregulado, con casi la misma credibilidad que el mercado de bonos de Zimbabwe. Sin embargo, avanza poco a poco a paso firme, de la marginalidad a la corriente dominante en el mundo financiero.


La propuesta de los gemelos Winklevoss de crear un fondo cotizado que vigile el precio del bitcoin es el último ejemplo de ello. E incluso si el bitcoin se hundiese, eso no significa que las monedas digitales no vayan a tener éxito. Netscape creó el primer navegador de Internet pero al final no acaparó el mercado. En tecnología, los pioneros no siempre son los triunfadores. Los financieros más sofisticados puede que tachen a las monedas digitales de moda pasajera pero hay muchos sectores que se han hecho pedazos por culpa de Internet y el mercado del dinero no tiene por qué ser distinto.


Ya no escuchamos música analógica, ni leemos libros en papel ni mandamos cartas por correo y no hay motivo para seguir usando el papel moneda emitido desde un banco. Tal vez sea otra empresa la que se apodere del mercado pero lo más probable es que suceda. Las implicaciones para el precio del oro son enormes. El argumento para poseer el metal preciado es que es la gran alternativa al papel moneda. Se puede discutir si es necesario (muchos coinciden con el economista británico John Maynard Keynes en que se trata de una "reliquia bárbara" pero eso poco importa.


En el pasado, si buscábamos un lugar fiable donde guardar nuestro efectivo, teníamos dos opciones: depositarlo en bancos en una moneda controlada por un gobierno o recurrir al oro. No había más alternativas. Las nuevas monedas digitales, como el bitcoin, están especialmente pensadas como una alternativa al dinero de papel y se asemejan en gran medida al oro por su oferta limitada. El bitcoin es digital, por lo que pese a los esfuerzos de los gobiernos por controlarlo o gravarlo, lo más probable es que escape a cualquier tipo de supervisión.


Es difícil robarlo y no hay que pagar a hombres armados para que lo protejan en cámaras acorazadas subterráneas. Todo eso es bueno para los inversores. Dos rivales del papel moneda son mejor que uno. Para el precio del oro, sin embargo, no lo es tanto.


Si deja de ser una forma de dinero alternativo, se quedará en simple metal decorativo, para hacer collares y poco más. Su precio bajará. Quizá tenga que pasar mucho tiempo hasta que ocurra pero cualquiera que compre oro por una necesidad a largo plazo debe pensar en la amenaza de las monedas digitales y, tal vez, proteger sus apuestas con unos cuantos bitcoins junto a los lingotes en la caja fuerte.


Fuente del artículo: elEconomista.es


Para finalizar, les dejo un link con los comentarios de los "expertos" acerca del oro hace algunas semanas







via Taringa.net - �ltimos posts http://www.taringa.net/posts/economia-negocios/16968946/La-amenaza-para-el-oro-es-una-desconocida.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario