El grasa es un barroco con mal gusto. Básicamente se trata de una persona que abusó de sus recursos, que se concentró más por la apariencia del hecho que por su sustancia.

No seas grasa, GRASA


No es una cuestión de dinero ni de educación, es una cuestión excesivamente personal, de cada uno, a la hora de administrar sus recursos.


La felicidad del grasa es para afuera, es feliz mientras el otro así lo piense. Está tan preocupado en mostrar lo que tiene que pierde la sutileza y concentra toda su atención en el otro, en cómo demostrarle lo que él pretende mostrar que es. El grasa, simplemente, es lo que tiene.


El mersa no se preocupa en averiguar quién es, sólo se digna en suponer qué van a pensar los otros sobre lo que él es. Por eso, se limita a mostrar lo que cree que le gusta al otro, el exceso. Los grasas piensan que los otros piensan que MÁS, de cualquier cosa, es mejor. El careta necesita ser vistoso porque siente que con exceso cubre su ausencia total de originalidad.


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Básicamente ser grasa es tener mucho de algo y administrarlo mal. Por lo que la seguridad de la persona es inversamente proporcional a su gratitud. No puede ser grasa quien no le importa nada.


La despreocupación, en ese sentido, pasa a llamarse “estilo”. El estilo es el monopolio de uno sobre su personalidad, la virtud de ser sin ver, ejercer la autenticidad de manera independiente. Es todo es TODO lo que necesita un grasa.


Lo que ocurre es que el caretoide piensa que ser único, es ser el único que tiene algo. En consecuencia, lo peor que le puede pasar a un grasa, es tener a una persona con estilo enfrente porque verá que lo que el otro logra con una sonrisa, él lo tiene que compensar con una propina de 100 dólares. Que, dicho sea de paso, no la da por agradecimiento, sino que la da para que el resto sepa que la puede dar.


La vida del grasa es un suplicio, una secuencia de interpretaciones erróneas de lo que otro piensa. Eso lo mete en un círculo vicioso que sólo lo vuelve más grasa y desagradable a la vista del resto. Por eso, lo peor que le puede pasar a un grasa es tener cada vez más recursos, ya que solamente los va a invertir en lo que él crea que demuestra más su ser.


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Por ejemplo: Un hincha de un cuadro, que ama mucho a su club desde que nació, y vive su pasión con la misma camiseta desde hace 30 años, es un tipo con estilo. Un grasa tendría su bandera en el balcón, el escudo colgando del retrovisor y una calcomanía en el vidrio de atrás. ¿Por qué? Porque le importa que el otro sepa que él es muy hincha.


La vida del grasa es más difícil y cara. Por eso, aproveche la oportunidad y NO SEA GRASA. La diferencia… no la hacen los botines.